En este nuevo episodio de la serie #Nomad, Yabiladi te invita a descubrir un lugar emblemático. La cueva de Ifri n'Amr ha brindado gratas sorpresas a los arqueólogos. Marruecos es un país rico en descubrimientos arqueológicos. Un ejemplo fascinante se encuentra en la provincia de Khemisset: la cueva de Ifri n'Amr O'moussa, donde dos civilizaciones de miles de años de antigüedad dejaron un legado invaluable. Ubicada en las mesetas de Zemmour, en la comuna rural de Ait Siberne (provincia de Khemisset), la cueva de Ifri n'Amr O'Moussa es fácilmente accesible gracias a escaleras construidas para los visitantes. Situada a lo largo de la carretera nacional número 6 que conduce a Meknès, este emblemático sitio arqueológico del reino despierta la curiosidad de quienes se acercan. La entrada es gratuita. Situación geográfica de la cueva. / Ph. Youssef Bokbot «La visión de una cueva abierta en un acantilado, con escaleras que llevan a ella, es un paisaje hermoso que invita a la exploración», comenta el profesor de arqueología Youssef Bokbot a Yabiladi. «La cueva fue descubierta en 2005», añade, aunque las excavaciones no comenzaron hasta 2006, revelando sepulcros, hábitats y mobiliario arqueológico. Estas excavaciones se extendieron hasta 2015. «La cueva puede albergar fácilmente a 200 personas, con un techo muy alto», describe. Marruecos es el único país del sur del Mediterráneo con vestigios de la civilización campaniforme, una cultura prehistórica cuya proximidad geográfica con Europa (especialmente España y Portugal) facilitó su presencia. «El campaniforme se caracteriza por sus vasijas cerámicas en forma de campana invertida – conocido en inglés como Bell-Beaker», explica Youssef Bokbot. Durante las excavaciones, se descubrieron dos grandes culturas: la campaniforme y la cardial. «Esto indica que dos clanes importantes ocuparon la cueva», señala el profesor. Los períodos de existencia abarcan desde el neolítico, entre 5400 y 3000 a.C., representado por herramientas como hachas de piedra pulida y molinos, hasta el calcolítico, entre 3000 y 1800 a.C., donde se hallaron objetos raros como la punta de Palmella y diversas agujas y punzones. Punta de flecha Palmella y punzón / Ph. Youssef Bokbot «Evidencias de ocupación prehistórica de al menos 120,000 años» «En 2012, realizamos una prospección geológica para evaluar el potencial arqueológico aún no explorado», recuerda Youssef Bokbot. «Esto nos proporcionó evidencias de ocupación prehistórica de al menos 120,000 años», añade. Esto sugiere que la cueva alberga un rico potencial, con «seis o siete civilizaciones aún por descubrir», explica el profesor. «Solo hemos excavado hasta 1,70 metros de profundidad. Si llegamos a seis metros, aún hay civilizaciones por descubrir.» Hasta ahora, se han exhumado siete esqueletos humanos, actualmente conservados en el instituto de arqueología en Rabat, datados entre 5300 y 4800 a.C. «Todavía hay esqueletos enterrados en la cueva que no hemos excavado», precisa Youssef Bokbot. Vista del acantilado que alberga la cueva. / Ph. Youssef Bokbot «El hallazgo del primer esqueleto causó gran conmoción entre la población y las autoridades. El caíd de la época quería informar al fiscal del rey, como si se tratara de un crimen reciente. Me reí y le dije que debería avisar al fiscal del rey de 5,000 años antes de Cristo.» «Hemos tomado muestras de ADN y las hemos enviado a las universidades de Stanford en Estados Unidos y Estocolmo en Suecia», revela. «Esperamos los resultados de los análisis de ADN para conocer las conexiones genéticas de estas poblaciones marroquíes con las europeas», concluye el profesor.