Una escena estremecedora sacudió La Grand-Combe, en el departamento de Gard (Francia). El viernes por la tarde, un hombre de unos cincuenta años apuñaló mortalmente a un fiel dentro de la mezquita, y luego capturó parte de su acto con su teléfono móvil. Detenido poco después del ataque, el sospechoso fue puesto bajo custodia policial. Las primeras investigaciones sugieren que el acto fue premeditado. La policía judicial de Nimes, a cargo de la investigación, halló imágenes impactantes en el teléfono del detenido, las cuales están siendo analizadas para reconstruir la secuencia de los hechos. Hasta el momento, no se ha identificado un móvil religioso o terrorista: una fuente cercana al caso señala que el ataque podría estar vinculado a un conflicto personal. La fiscalía de Alès ha iniciado una investigación judicial por «homicidio voluntario» y ha ordenado exámenes psiquiátricos al sospechoso. La conmoción en La Grand-Combe es absoluta. El alcalde, Patrick Malavieille, ha hecho un llamado a la unidad y a mantener la dignidad, enfatizando que ahora es tarea de la justicia esclarecer por completo este abominable crimen.