Amantes de las hermosas formas dibujadas por las montañas del Atlas, les encantará el vestido azul de Lalla Takerkoust. Un lago artificial que atrae a numerosos turistas que buscan escapar del calor sofocante de Marrakech. Una escapada. Lalla Takerkoust, uno de los embalses más antiguos de Marruecos, se sitúa a unos cuarenta kilómetros de Marrakech, en la provincia de Al Haouz. Este lugar, envuelto en leyendas, se ha convertido en un refugio popular para aquellos turistas que buscan escapar del abrasador calor de la ciudad ocre y deleitarse con sus impresionantes vistas. El camino hacia Lalla Takerkoust, a través de las sinuosas rutas de Amizmiz, ofrece un paisaje que cautiva. A orillas del lago, se alzan numerosas casas de huéspedes y hoteles que se enfrentan a un paisaje verde y vibrante. En plena naturaleza, el aire puro infunde una sensación de euforia. Desde el horizonte, las montañas del Atlas, cubiertas de nieve, se alzan majestuosas mientras los visitantes disfrutan de una bebida y una conversación amena. El cambio de escenario es total. Un silencio profundo reina en el lugar, inspirando una paz interior inigualable. Las temperaturas, en promedio, rondan los 20 grados, aunque en verano el calor puede elevar el termómetro hasta los 42 grados. El clima semiárido de la región ha permitido el florecimiento de palmeras e higos chumbos en los alrededores. Lalla Takerkoust. / Ph. DR Los hermanos Pourcel, chefs franceses galardonados con estrellas Michelin, describieron el lugar con gran lirismo: «Es el sorprendente contraste de los paisajes lo que hace que esta región sea tan cautivadora; desde las puertas del desierto hasta los valles verdes de Ourika, desde las colinas del Medio Atlas hasta las cumbres nevadas, todos los paisajes se suceden. Y cuanto más te acercas al Atlas, más sientes que estas tierras de Marruecos se te escapan, que son inaccesibles», se lee en su blog. El entorno idílico casi hace olvidar el origen de este lago. Lalla Takerkoust es el tercer embalse más antiguo de Marruecos, situado en el Oued N'fis, y fue inaugurado en 1935 durante el protectorado francés. En aquel entonces, el embalse llevaba el nombre del ingeniero francés que lo construyó: Embalse Cavagnac. Una foto de época de Lalla Takerkoust. / Ph. Revue "Salam Marrakech" (número 61/ año 1999) Lalla Takerkoust, la protectora Con el tiempo, el lago adoptó el nombre de Lalla Takerkoust, en honor a una mujer marabú que protegía el lugar y que está enterrada allí. Según cuenta la leyenda, antes de la construcción del lago, las mujeres le ofrecían ofrendas para ser fecundas y tener hijos, especialmente varones. El embalse se construyó en el lugar donde se encontraba el marabú y la mezquita de Lalla Takerkoust. El nombre también designa un manantial en lo alto de la montaña. Muchas personas lo asocian con un pasaje del Corán, el de los durmientes de la Sura de la Caverna («Al Kahf»). La Sura narra la epopeya de personas que fueron sumidas en un sueño místico tras ser emparedadas en una cueva por déspotas paganos. Esta historia ha dado lugar a numerosas interpretaciones populares. En Amizmiz, se encuentran siete tumbas alineadas junto a Lalla Takerkoust, que evocan a los durmientes de la Sura «Al Kahf». Algunos enfermos acuden allí para beneficiarse de los efectos terapéuticos del manantial. La región ofrece una amplia gama de actividades para todos los gustos y perfiles. Los deportistas pueden disfrutar del pedaló, windsurf, barca o canoa kayak a precios asequibles. Los aventureros pueden explorar los alrededores en quads o motos. Para quienes prefieren el descanso, nada mejor que una siesta al sol. Gracias a Lalla Takerkoust, no cabe duda de que tu sueño será fértil en sueños.