El pasado miércoles, el Tribunal de Apelación de Uarzazat fue escenario de una decisión contundente: un juez de instrucción ordenó la detención provisional de un hombre acusado de agredir sexualmente a su hija de 15 años. El acusado, señalado por agresión sexual violenta a una menor por un miembro de la familia, fue encarcelado a petición del fiscal mientras se lleva a cabo una investigación exhaustiva. La denuncia fue presentada por la madre de la víctima, quien acusó al padre de haber abusado de su hija en múltiples ocasiones desde que ella tenía 13 años. La joven, acompañada de su madre, testificó sobre el profundo sufrimiento psicológico que estas agresiones le causaron, explicando que había permanecido en silencio por temor a las represalias de su padre, un hombre de unos sesenta años. Finalmente, ante la insistencia del padre en continuar con los abusos, la joven se armó de valor y confió en su madre. Juntas, decidieron grabar un video para documentar las agresiones, proporcionando así una prueba irrefutable del delito. Tras examinar estas pruebas, el fiscal remitió el caso a la Gendarmería Real, que procedió a la detención del padre. Confrontado con las declaraciones de su hija y el video, confesó sus actos y las amenazas que había proferido contra ella. Al término de la detención preventiva, el juez de instrucción decidió mantener al padre en prisión en el centro penitenciario local, mientras se concluye la investigación.