Hasna, madre de tres hijos y restauradora franco-marroquí, se había establecido recientemente en La Roche-Posay (Vienne). El sábado 19 de julio, fue víctima de una brutal agresión frente a su restaurante, Le Casablanca. Denuncia haber sufrido insultos racistas, golpes y una agresión sexual. «Estoy completamente destrozada. ¿Por qué tanto odio? Solo siento que no soy bienvenida aquí», declaró a France Bleu, aún conmocionada. Ese día, dos hombres llegaron a la puerta de su local. Uno de ellos ya había causado problemas unos días antes, después de que ella se negara a servir a clientes ebrios. Hasna salió sola a enfrentarlos, pidiendo a su esposo que permaneciera dentro del restaurante. Uno de los agresores le «tocó el trasero» de inmediato. «Sentí cómo apretaba mi trasero con su mano», relata. Otro, más joven, la golpeó hasta hacerla caer al suelo. «Recibí varios golpes, en el trasero, las rodillas, la cara y el pecho», cuenta. Los insultos fueron de una violencia cruda. Hasna los repite a pesar del dolor: «Me dicen que soy una sucia árabe, que no tengo nada que hacer en La Roche-Posay (...)». Palabras que hieren tanto como los golpes, si no más. Cuando llegaron los gendarmes, Hasna pensó que estaría protegida. Sin embargo, los agresores no fueron detenidos. «Lo que me traumatizó aún más fue verlos irse, sonriendo además. (...) No entendí. [Los gendarmes] me dijeron que lo sentían, pero yo siento más por mí misma que fui agredida», lamenta. El informe médico señala dolores en el coxis, el hombro, las costillas, la rodilla, y describe una «gran angustia psicológica». Desde la agresión, Hasna vive recluida, bajo ansiolíticos y somníferos. «Tengo pesadillas en las que me violan, me golpean, golpean a mis hijos, me queman en casa», confiesa. Presentó una denuncia el 20 de julio. La fiscalía de Poitiers no ha emitido ningún comunicado sobre el caso. Por su parte, la alcaldesa de La Roche-Posay, Pascale Moreau, se declaró «conmocionada» por los hechos. «No acepto y denuncio toda forma de agresión y violencia», añadió.