La semana pasada, Mauritania rechazó una solicitud del Polisario para establecer una «embajada» o un «consulado» en su territorio, según informó una fuente confiable a Yabiladi. Esta decisión no resulta sorprendente: Nuakchot ha ignorado sistemáticamente las peticiones del Frente, que busca obtener un estatus diplomático amparándose en los acuerdos de Argel, firmados en agosto de 1979 entre ambas partes. Es importante recordar que, tras el golpe de Estado del 10 de julio de 1979 que derrocó al primer presidente civil, Moktar Ould Daddah, los militares que asumieron el poder firmaron un acuerdo de paz con el Polisario. Este acuerdo implicó la retirada de los Acuerdos de Madrid del 14 de noviembre de 1975 y un compromiso para establecer relaciones diplomáticas con la «República Árabe Saharaui Democrática (RASD)». Aunque este reconocimiento se oficializó en 1984, nunca se concretó en un intercambio de embajadores entre las dos entidades. No obstante, los presidentes mauritanos han continuado recibiendo ocasionalmente emisarios del Polisario que entregan «mensajes del presidente de la República Árabe Saharaui Democrática», según informan los medios oficiales de Nuakchot. Al renovar su solicitud, el movimiento liderado por Brahim Ghali busca lograr un éxito simbólico en el ámbito africano, que pueda mitigar la creciente frustración en los campamentos de Tinduf, especialmente tras la adopción por parte del Consejo de Seguridad de la resolución 2797 sobre la cuestión del Sáhara Occidental.