Fundado en 1946, el Festival de Cannes se ha convertido con los años en el principal evento cinematográfico del mundo, donde se premian las mejores películas, actores y directores, entre otros. En 1978, el cine marroquí hizo su primera aparición con el largometraje de Ahmed El Maânouni «Alyam Alyam», seleccionado en la categoría «Un certain regard». Un repaso a un hito para el cine marroquí. Una proyección en Cannes es un logro de gran prestigio para cualquier director, y también para el país que representa, incluso si no se lleva ningún premio o la codiciada Palma de Oro. Ser parte de la selección oficial del Festival de Cannes es un honor equiparable al de la Mostra de Venecia, la Berlinale o los Oscar. En 1978, por primera vez, un director marroquí, Ahmed El Maânouni, desfiló por la alfombra roja de la 31ª edición de este prestigioso evento con su película «Alyam Alyam» («Oh los días» en francés). Un campesino con un gran sueño Entre los 14 largometrajes de la categoría «Una cierta mirada», «Alyam Alyam» ofrece una visión única sobre la migración de Marruecos a Europa, en un relato de 80 minutos. A pesar del paso del tiempo, la película sigue reflejando el campo marroquí, el polvo de la región de Chaouia y el anhelo de partir. Con el amanecer, comienza la historia de Abdelwahad, un joven agricultor, el mayor de nueve hermanos, que sueña con emigrar. Quiere ir a Francia y escapar de la miseria de una tierra ingrata que agota a quienes la trabajan. Abdelwahad alimenta la esperanza de todo inmigrante: ganar su sustento en otro lugar para mejorar su vida, aunque su madre se oponga. Ella le insta a asumir el papel de cabeza de familia tras la muerte de su padre, un sacrificio que él rechaza. La música de la película, tras el tbel inicial y las primeras imágenes, proviene del repertorio del legendario grupo Nass Al Ghiwane con «Fine ghadi biya khouya». Es una larga lamentación de deseos no cumplidos, al igual que los papeles del protagonista que nunca llegan: «…Las gacelas están sometidas al estribo ¿Han vuelto los caballos a ser salvajes? En las palmeras maduran bayas marchitas ¿Se han agriado los dátiles? ¿Qué lobo llenaría con sus aullidos el bosque? Oh los días ¿Por qué están torcidos? ¿Quién cambia así su curso? Eran dulces como la leche Hoy me son amargos.» El campo del que el joven se queja, tanto en voz en off como en los diálogos, es un universo de luz que narra la historia común de la tierra y el hombre: un día a día de trabajo duro y rebeldía juvenil. Ahmed El Maânouni captura el humanismo realista de la vida rural, impregnando la película de un carácter documental. Director, escenógrafo, director de fotografía, guionista… El sitio de crítica cinematográfica Critikat destaca la palpable lentitud que traza con maestría la autenticidad de la película. La diversidad de planos cerrados y abiertos, así como los largos planos fijos del director, quien también se encargó del guion y la cinematografía, reflejan su estilo personal. Ahmed El Maânouni, quien volvería a Cannes en 2007 con «Al Hal» («Transes» en francés), muestra su atención al detalle y su destreza técnica. Tras estudiar dirección escénica y de actores en sus estudios de teatro, sintió la necesidad de dominar la técnica antes de pasar a la acción, como explicó en una entrevista: «¡Alyam! ¡Alyam! y Al Hal no habrían visto la luz si no me hubiera encargado de la imagen. La primera, porque era absolutamente necesario trabajar con un equipo muy ligero, reducido a su mínima expresión para captar la confianza y la emoción de los campesinos. La segunda por necesidades de producción, aunque para los conciertos de Agadir y París, otros directores de fotografía me hicieron el favor de ayudarme…» «Alyam Alyam» recibió el gran premio del festival de Mannheim, además de otros galardones internacionales en Cartago, Uagadugú, Taormina, Namur, Locarno, Damasco, Bombay, Sídney, Londres, Los Ángeles y Chicago. Ahmed El Maânouni. / DR