El grupo de reflexión estadounidense Atlantic Council ha publicado una colección de ensayos con motivo del quinto aniversario de los Acuerdos de Abraham. En el caso de Marruecos, el ensayo argumenta que la normalización de Rabat con Israel en 2020 fue «un movimiento calculado para posicionar a Marruecos como un socio pro-occidental y panabrahámico confiable en el norte de África, consolidando el futuro del trono». Cinco años después de su firma, los Acuerdos de Abraham continúan siendo un pilar en la diplomacia regional, a pesar de los conflictos persistentes, las cambiantes prioridades de Estados Unidos y las crecientes tensiones con Irán. Una reciente serie de ensayos publicada por el Atlantic Council, un think tank estadounidense, analiza el legado y el futuro de estos acuerdos a través de las perspectivas de autores de Estados Unidos, Israel, Emiratos Árabes Unidos, Baréin y Marruecos. En el contexto de Marruecos, Sarah Zaaimi, investigadora principal para el norte de África en los programas de Medio Oriente del Atlantic Council, sostiene que la normalización con Israel en 2020 fue más allá del simple ámbito diplomático. Ella describe este paso como «un movimiento estratégico para posicionar a Rabat como un socio prooccidental y pan-abrahámico de confianza en el norte de África, asegurando así el futuro del trono». Zaaimi ve esta decisión como un paso crucial en la preparación a largo plazo de la monarquía para garantizar una «transición suave» para el príncipe heredero Moulay Hassan. Zaaimi resalta que el joven príncipe «debe estar rodeado de aliados confiables e influyentes, de ahí la importancia de unirse al bloque de los Acuerdos de Abraham». Estas alianzas, escribe, reflejan el objetivo de Marruecos de asegurar la continuidad dinástica en una región inestable. Ella compara esta estrategia con el alineamiento más estrecho de Argelia con el «Eje de la Resistencia» liderado por Irán, posicionando el pan-abrahamismo como una extensión de la política exterior pragmática de Marruecos. Los beneficios de los acuerdos El ensayo destaca que, a pesar del aumento de los sentimientos anti-normalización intensificados por la guerra en Gaza, Marruecos ha obtenido beneficios tangibles de los acuerdos. «Las dos naciones reconciliadas nunca han estado tan cerca en los planos económico, militar y de inteligencia», señala Zaaimi, citando la adquisición por parte de Marruecos de drones israelíes, sistemas antidrone, sistemas de misiles y un contrato de satélite de mil millones de dólares en curso. En el ámbito político, Zaaimi subraya cómo Marruecos ha utilizado los acuerdos para fortalecer su posición respecto al Sahara Occidental. Desde 2020, Rabat ha logrado el reconocimiento de su soberanía por parte de Estados Unidos, Israel, Reino Unido, Francia y otros países, lo cual, según ella, refuerza la sucesión. «Moulay Hassan no tendrá que temer que la mitad de los territorios de su reino sean cuestionados internacionalmente», escribe ella, respaldado por el apoyo de tres miembros del Consejo de Seguridad de la ONU y el impulso favorable facilitado por la visión a largo plazo de su padre. No obstante, el análisis concluye que el principal desafío futuro sigue siendo la opinión pública nacional. Con un apoyo a la normalización en fuerte descenso desde Gaza, Zaaimi advierte que Moulay Hassan «todavía deberá justificar las elecciones estratégicas de Marruecos de aliarse al pan-abrahamismo frente al islamismo revolucionario, especialmente ante su población emocionalmente comprometida y mayoritariamente pro-palestina, que podría privilegiar los sentimientos panárabes y panislámicos regionales en lugar de la seguridad regional y la continuidad dinástica».