Desde que el presidente Kaïs Saïed recibió cálidamente al líder del Polisario a finales de agosto de 2022, las relaciones entre Marruecos y Túnez se han enfriado notablemente. Rabat llamó a consultas a su embajador, y Túnez respondió de igual manera. Tres años después de este distanciamiento, que nunca se ha declarado oficialmente, Elyes Kasri, un exembajador tunecino, urge a su gobierno a restablecer los lazos con el Reino. «Los pocos tunecinos que intentan sembrar discordia entre Túnez y Marruecos olvidan las múltiples afinidades entre ambos pueblos y la similitud de muchas de sus decisiones socioeconómicas. Algunos vecinos con malas intenciones parecen querer inculcar en el pueblo tunecino una tendencia a la conspiración, con el fin de abrir un abismo entre estos dos pueblos hermanos, orgullosos de su pasado rico y glorioso», lamentó. El diplomático recordó dos momentos destacados de solidaridad marroquí hacia Túnez. Mencionó «el gesto inolvidable del difunto Rey Hassan II, quien, inmediatamente después del ataque de Gafsa en enero de 1980 por un grupo terrorista instigado por los vecinos libio y argelino, puso todos los recursos de Marruecos a disposición de Túnez». Además, elogió «el gesto del Rey Mohammed VI, quien en junio de 2014, tras un período de inestabilidad y movimientos sociales en Túnez que afectaron seriamente al sector turístico, realizó una larga estancia privada en el país y paseó sin escolta de seguridad por las calles de Túnez para mostrar al mundo que Túnez es un país hospitalario y seguro». El diplomático exhorta a los líderes tunecinos a «corregir los errores y malentendidos acumulados que perjudican sus intereses superiores y a volver a los principios de su diplomacia de neutralidad positiva en la región, manteniendo buenas relaciones con todos los países y pueblos magrebíes, especialmente con Marruecos». El embajador Kasri afirma que «al antagonizar a Marruecos, Túnez ha reducido considerablemente su peso e influencia en la región, causando un serio perjuicio a sus intereses». Concluye señalando que «tras la resolución 2797 del Consejo de Seguridad, que prácticamente ha puesto fin a la ficción de la república saharaui en busca de independencia y emancipación del 'yugo colonial marroquí', es hora de centrarse en la restauración de las relaciones tunecino-marroquíes y en colocar los intereses superiores de Túnez en el centro de nuestras preocupaciones y consideraciones diplomáticas y geoestratégicas».