El último informe del ACNUR sobre la Ruta Atlántica de África Occidental destaca el papel central de Marruecos en la movilidad regional, actuando como país de origen, tránsito y destino. Aunque el número de marroquíes que utilizan esta ruta ha disminuido, el país sigue siendo un actor clave ante las dinámicas migratorias influenciadas por presiones regionales y reformas nacionales. Marruecos continúa siendo un eje fundamental en la movilidad de África Occidental, según el último informe de ACNUR sobre la Ruta Atlántica de África Occidental, que abarca el periodo de enero a junio de 2025. Este informe resalta cómo las dinámicas regionales en transformación, el refuerzo de los controles fronterizos y las reformas nacionales en curso están redirigiendo los flujos migratorios hacia Europa. Publicado el 2 de diciembre, el informe destaca que Marruecos sigue siendo «central en la movilidad regional como país de origen, tránsito y destino», aunque su papel actual está más influenciado por presiones regionales que por emigraciones masivas de sus propios ciudadanos. La Ruta Atlántica de África Occidental (RAAO), que conecta África Occidental y del Norte con las Islas Canarias, tiene como principales puntos de partida a Marruecos, Mauritania y Senegal. El informe indica que las travesías mantienen un ritmo estacional regular, con un aumento entre septiembre y febrero, y una disminución en primavera y verano. Menos marroquíes en la ruta atlántica Los datos recopilados por ACNUR entre enero y junio de 2025 muestran que alrededor de 11,400 personas llegaron a España a través de la Ruta Atlántica. De estas, solo 910 eran marroquíes, mientras que los malienses representaron 5,008 llegadas, los senegaleses 2,532 y los guineanos 1,229. Mauritania contribuyó con 438 llegadas, seguida por Costa de Marfil con 406 y Gambia con 262. Este cambio es significativo en comparación con finales de los años 2010, cuando los marroquíes constituían cerca del 70% de las llegadas a las Islas Canarias, especialmente en 2018. Como destaca el informe de ACNUR, «la proporción de ciudadanos de países del África subsahariana ha aumentado considerablemente... mientras que las llegadas desde Senegal, Guinea y Marruecos han disminuido ligeramente». Pese a esta evolución, Marruecos sigue siendo uno de los siete principales países de origen de las llegadas y continúa acogiendo a personas desplazadas: alrededor de 130 refugiados y solicitantes de asilo se dirigieron hacia Mauritania, Marruecos y Senegal durante el período de referencia como «países de asilo secundarios», principalmente procedentes de Malí y Sudán. El informe explica esta tendencia, señalando que en los últimos años, la ruta atlántica se ha convertido en una alternativa preferida a los cruces mediterráneos para muchos senegaleses y malienses, en parte gracias a costos de paso más bajos y a redes más accesibles. Mientras Senegal y Gambia continúan sirviendo como encrucijadas terrestres, un número creciente de personas se dirige hacia el norte a través de Mauritania en dirección a Marruecos, una tendencia reforzada por restricciones de movilidad más estrictas en Argelia. Según ACNUR, «el cruce marítimo desde Marruecos es el más corto y menos peligroso entre los diferentes países de partida a lo largo de la ruta», asegurando la centralidad estratégica del país incluso cuando el número total de salidas fluctúa. Presiones demográficas, inestabilidad regional y gobernanza migratoria El informe describe a Marruecos como un país de tránsito y acogida relativamente estable, cuyo papel está moldeado por las presiones demográficas, la inestabilidad regional y su propia gobernanza migratoria. Destaca que Marruecos ha reforzado la cooperación internacional, manteniendo un «enfoque abierto» para acoger a los refugiados, mejorando los procedimientos de documentación, el acceso a servicios esenciales y una gestión de fronteras centrada en el ser humano. Sin embargo, persisten desafíos: el 45% de los refugiados y solicitantes de asilo no tienen documentos válidos, lo que limita severamente el acceso a servicios y compromete las perspectivas de integración. La inscripción en el Registro Nacional de Población y en el Registro Social Unificado de Marruecos a menudo requiere un permiso de residencia, y algunos refugiados informan enfrentar rechazos discriminatorios basados en la nacionalidad. El acceso a los servicios sigue siendo desigual. Los refugiados en Marruecos pueden beneficiarse de atención médica primaria gratuita y educación primaria, pero la educación secundaria y superior, así como los medicamentos, siguen siendo costosos. El empleo solo está permitido para aquellos que tienen permisos de residencia, dejando a muchas personas desplazadas en condiciones precarias. ACNUR señala que, aunque Marruecos protege a la mayoría de los refugiados documentados de la expulsión, el país aún carece de un sistema nacional de asilo plenamente funcional. En consecuencia, ACNUR sigue siendo responsable de la preinscripción, la determinación del estatus de refugiado y la emisión de documentos de protección. A pesar de estas limitaciones, Marruecos colabora estrechamente con ACNUR en la Gestión Humanizada de Fronteras, un marco destinado a mejorar las condiciones de acogida, fortalecer los mecanismos de protección y asegurar la identificación y orientación de las víctimas de trata.