La Sqala de la Kasbah y la del puerto en Essaouira son una parada obligatoria para los turistas que buscan desconectarse en la ciudad de los Alisios. Inmersión. En los últimos años, Essaouira se ha consolidado como un destino turístico de primer nivel. Del 28 de junio al 1 de julio, la ciudad acogerá la vigésima edición del Festival Gnaoua y Músicas del Mundo, una oportunidad inmejorable para descubrir dos de sus joyas arquitectónicas: la Sqala de la Kasbah y la Sqala del puerto. A 192 kilómetros de Marrakech, la majestuosa Essaouira se alza como un remanso de paz. La antigua Mogador recibe a sus visitantes con una atmósfera ventosa y serena, impregnada de un cosmopolitismo y multiculturalidad únicos. La revista Télérama dedicó un artículo a esta joya del sur, describiéndola como «una Saint-Malo marroquí», gracias a sus murallas color arena que desafían al océano y protegen la ciudad del viento. El artículo destaca: «A cada paso, la identidad mixta de la ciudad es palpable. Al recorrer la sqala de la Kasbah, una larga explanada flanqueada por cañones que miran al mar, uno casi podría imaginarse en una ciudad corsaria». Diseño al estilo de fortalezas europeas Las dos Sqalas son murallas defensivas construidas para proteger Essaouira de ataques marítimos. Erigidas en 1769 por orden del sultán alauita Mohammed Ben Abdallah, quien contrató al arquitecto Théodore Cornut, discípulo de Vauban, las murallas se inspiraron en Saint-Malo para dar a Essaouira la apariencia de una fortaleza europea. La Sqala de la Kasbah, situada a 200 metros de altura, se extiende a lo largo de unos cien metros de piedra tallada. Una decena de cañones españoles se alinean a lo largo del paseo, ofreciendo una vista incomparable de la ciudad y el Océano Atlántico. El célebre director Orson Welles eligió este escenario para rodar su película «Othello». Originalmente, esta muralla defensiva servía para almacenar armas y municiones. La Sqala de la Kasbah en Essaouira. / Ph. DRLa Sqala de la Kasbah en Essaouira. / Ph. DR La Sqala del puerto se construyó tras la demolición del Castelo Real, un antiguo castillo portugués en Mogador. Las piedras del castillo destruido se emplearon para levantar el puerto, donde dos alas fortificadas se alzan sobre las tiendas del lugar. Los turistas pueden disfrutar de las tiendas de artesanía de la antigua ciudad portuguesa antes de maravillarse con la vista única que ofrece la Sqala del puerto, desde donde se divisan la ciudad y las Islas Purpurarias, un archipiélago cercano a Essaouira. Este lugar fue declarado monumento histórico por un dahir el 30 de agosto de 1924. La Sqala del puerto. / Ph. DRLa Sqala del puerto. / Ph. DR La influencia portuguesa y española es evidente en los cañones de bronce que adornan las sqalas, fabricados en las fundiciones de Sevilla y Barcelona entre 1743 y 1782. Con sus murallas fortificadas y sus imponentes cañones, Essaouira siempre ha proyectado una imagen de fortaleza para proteger la suave brisa de los Alisios.