Documentos revelados esta semana por el diario ABC desvelan las ambiciones de Franco y de Hitler en Marruecos durante la Segunda Guerra Mundial. Aunque estas negociaciones no llegaron a buen puerto, ponen de manifiesto el interés que despertaba el territorio marroquí. Nos situamos en 1940. Europa atraviesa una crisis, especialmente Francia y España. Francia acaba de sufrir una derrota aplastante ante la Alemania nazi de Hitler, mientras que España apenas ha salido de una devastadora Guerra Civil que llevó a Francisco Franco al poder. A pesar de este contexto adverso, el país aspiraba a aliarse con Alemania durante la Segunda Guerra Mundial. Las aspiraciones de las tropas españolas en Marruecos eran tema central de la actualidad en 1940. Los otros regímenes fascistas miraban con cierta envidia a Franco por su posición estratégica en la región. Neutral durante la Primera Guerra Mundial, esta vez Francisco Franco buscaba demostrar la supremacía española. Documentos exclusivos revelados por el diario español ABC muestran que el territorio marroquí, bajo protectorado español, era objeto de deseo por varias naciones. En las correspondencias entre Franco y su cuñado, Serrano Suñer, nombrado ministro de Asuntos Exteriores, se menciona una posible alianza con Hitler si España decidía entrar en el conflicto. En una carta fechada el 18 de septiembre de ese mismo año, Serrano Suñer le confesó a Franco que su primera impresión «fue muy mala». Tras tres años de guerra civil, España necesitaba urgentemente «municiones, gasolina y material de guerra». Esta solicitud fue considerada de inmediato por sus homólogos alemanes. Al final del día, Franco recibió una carta de Hitler en persona, preguntando qué tipo de ayuda necesitaba. Bases en Agadir y en la isla de Mogador Por otro lado, en la misma misiva enviada al Caudillo, Serrano Suñer afirmó que se «refirió inmediatamente a [su] programa respecto a Marruecos». Explicaba que «[su] expansión legítima comenzaba junto a Argel en Oranesado (región de Orán), terminando en la bahía de Galgo, además de la anexión de Guinea». Esta expansión no fue del todo bien recibida por los alemanes, aunque tampoco fue rechazada. El homólogo alemán, Joachim von Ribbentrop, exigió entonces bases militares en Agadir y en la isla de Mogador. Las conversaciones se prolongaron hasta altas horas de la noche, durante una gala en presencia del Führer. Este último habría declarado al ministro español que «Alemania reconocía con gusto las reivindicaciones españolas en Marruecos, con la única condición de asegurar a Berlín que se firmarían acuerdos comerciales favorables para el suministro de materias primas provenientes de Marruecos». Estas demandas formuladas por Adolf Hitler se referían principalmente a materiales para la fabricación de explosivos, como el fosfato y el manganeso. En aquel entonces, Hitler hablaba de una Alemania con «una posición dominante, donde el control de África sería compartido con Italia y España, mientras que a los pequeños países se les permitiría cierta independencia política, pero no militar». El objetivo era desplazar a Francia del territorio africano. No obstante, estas negociaciones no llegaron a buen puerto. Un mes después, el 23 de octubre de 1940, días antes de que el mariscal Pétain anunciara la colaboración de Francia con Alemania, Hitler y Franco se reunieron en la localidad francesa de Hendaya. El sueño de Franco no se materializó. Tras seis horas de discusión, ninguno de los dos líderes quedó satisfecho y no se firmó ningún acuerdo. España no entró en la guerra, pero envió 50,000 voluntarios de la División Azul para combatir junto a los alemanes contra los rusos.