Gran Bretaña reconoció la soberanía de Marruecos sobre sus provincias del sur ya en 1721, a través de un tratado de paz que reconocía el reinado del Sultán Moulay Ismail sobre el Sahara. Esta posición fue reafirmada en un acuerdo posterior, el tratado anglo-marroquí de 1895. El texto menciona expresamente que las tierras situadas entre Oued Drâa y el Cabo Bojador pertenecen a Marruecos. El 1 de junio de 2025, las relaciones diplomáticas entre Londres y Rabat dieron un paso decisivo cuando el Reino Unido manifestó su apoyo al plan de autonomía para el Sahara propuesto por Marruecos. Calificó la iniciativa como «la base más creíble, viable y pragmática para una solución duradera» al conflicto regional. Con esta decisión, el Reino Unido se convirtió en el tercer miembro permanente del Consejo de Seguridad de la ONU en respaldar la propuesta de Rabat de 2007, siguiendo los pasos de Estados Unidos y Francia, que han ido más allá al reconocer la soberanía de Marruecos sobre el Sahara. Hace siglos, Gran Bretaña ya había reconocido la soberanía de Marruecos sobre las provincias del sur, como destaca una carta publicada en The Guardian a principios de esta semana. En 1721, ambas naciones firmaron un tratado de paz que «sentó las bases para unas relaciones bilaterales renovadas», según afirmó la embajada británica en Marruecos en 2021, con motivo del 300 aniversario del tratado. Firmado en Fez el 23 de enero de 1721, durante el séptimo año del reinado del rey Jorge I, el texto «permitía la libre circulación de personas y bienes entre dos naciones de culturas diferentes y protegía los derechos y propiedades de sus ciudadanos», señaló la embajada británica en Marruecos. Un reconocimiento explícito El tratado, compuesto por 15 artículos, tiene una importancia histórica particular respecto al Sahara. Al dirigirse al sultán Moulay Ismail, quien gobernaba Marruecos en ese entonces, Gran Bretaña reconoció expresamente su soberanía sobre la región. Así como el rey Jorge I fue presentado como el soberano de «Gran Bretaña, Francia e Irlanda», Moulay Ismail es oficialmente designado como «rey de Fez, Mequinez, Marruecos y de todo el Oeste de África». Este primer acuerdo abrió el camino a tratados posteriores, incluido el tratado anglo-marroquí de 1856, firmado en Tánger. Este acuerdo otorgó privilegios diplomáticos a los cónsules británicos y abrió el mercado comercial marroquí, fijando los aranceles aduaneros en un 10%. Otro tratado clave que reafirma el reconocimiento británico de la soberanía de Marruecos sobre el Sahara es el acuerdo anglo-marroquí del 13 de marzo de 1895. Este documento aborda la compra por parte de Marruecos de la propiedad de la North West Africa Company (Cabo Juby), un puesto comercial fundado por Donald MacKenzie en 1874 para llevar a cabo el comercio caravanero entre Oued Noun y Tombuctú. En este acuerdo, Gran Bretaña declara explícitamente que «las tierras entre Oued Drâa y Cabo Bojador pertenecen a Marruecos». Con esta declaración, Gran Bretaña reconoce que el territorio marroquí incluye Sakia El Hamra. El artículo 1 subraya además: «Nadie deberá reclamar las tierras entre Oued Drâa y Cabo Bojador, conocidas como Tarfaya [no confundir con la ciudad de Tarfaya] y todo su interior, ya que son parte del territorio de Marruecos». «Estas tierras no deben ser cedidas a ninguna otra potencia», insiste el acuerdo. A pesar de este reconocimiento, la postura de Gran Bretaña hacia Marruecos cambió tras el tratado secreto de 1904 con Francia, en el que intercambiaron influencia en Egipto por el control francés en Marruecos. Aunque el reino era un estado soberano en ese momento, Gran Bretaña socavó su reconocimiento anterior al asociarse con la futura colonización, para otorgar una «esfera de influencia» a España en el sur de Marruecos.