Si bien sus allegados siempre pensaron que la equitación no era más que un pasatiempo, Nadem Mouaouine siempre lo vio como una vocación. Desde su infancia en los clubes de Agadir hasta convertirse en un destacado entrenador en Arabia Saudita, se embarcó en un proyecto difícil, pero su determinación fue su aliado inquebrantable. Su padre nunca imaginó que las visitas al club ecuestre con su hijo serían el comienzo de una historia que perduraría toda una vida. Sin embargo, Nadem Mouaouine siempre supo que su fascinación por los caballos era mucho más que una simple afición. Nacido en Zoumi, en la provincia de Chefchaouen, y residente en Agadir, Nadem siempre tuvo un sueño desde niño: convertirse en entrenador en cualquier disciplina deportiva. A los 11 años, Nadem solía visitar un club ecuestre cercano a su hogar. A pesar del costo significativo, su padre, que era militar, lo llevaba ocasionalmente a montar a caballo. «Me encantaba este deporte, y también los caballos», nos cuenta. Con el tiempo, se hizo tan familiar en el club que a veces le permitían entrar gratis. Tras completar el bachillerato, Nadem optó por estudiar hotelería. Trabajó en el sector, pero sin sentir pasión por ello. «No era lo que quería ni lo que soñaba; no me sentía realizado. Solo era un medio de subsistencia», nos confiesa. Todo cambió cuando encontró un anuncio sobre la apertura del primer Instituto Nacional de Equitación en Marruecos. La vida parecía ofrecerle una segunda oportunidad. Un sueño más fuerte que la voluntad familiar Nadem proviene de una familia tradicional que no veía un futuro profesional en la equitación. «Para mis allegados, era mejor ser médico, ingeniero, policía o profesor. Mi padre pensaba que era solo una fase pasajera de mi infancia, un pasatiempo y no una profesión», explica. Pero Nadem estaba decidido. En 2013, el anuncio de la apertura del Instituto Nacional en Rabat lo motivó. Postuló y fue aceptado, gracias a su experiencia previa en equitación. Se unió al instituto a los 26 años, desafiando la opinión de su familia. «Para ellos, a esa edad, uno debería haber asegurado su futuro, no volver a las aulas. Pero yo estaba decidido a hacer lo que quería. Acepté ese desafío, a pesar de las reticencias de mis padres.» Nadem Mouaouine Tras dos años de formación profesional, obtuvo un diploma de instructor ecuestre, adentrándose oficialmente en el mundo del entrenamiento. Se convirtió en entrenador ecuestre en varios clubes de diferentes ciudades marroquíes, incluido aquel club que conocía desde niño. En 2017, fundó su propio club en Essaouira. Sin embargo, el sueño fue efímero. El proyecto fracasó y regresó a entrenar en uno de los clubes, pero esta experiencia le sirvió para el futuro. El club ecuestre Bridle, un pedazo de Marruecos en Arabia Saudita En 2019, Nadem recibió una oferta inesperada para trabajar en Arabia Saudita, con un contrato de un año. La primera experiencia no cumplió con sus expectativas, por lo que rechazó renovar el contrato. Pero comenzó a soñar con crear su propio proyecto allí. En 2021, lanzó su nuevo proyecto a pequeña escala: el Bridle Equestrian Club o Al-Lijam Equestrian Club. Se inspiró en los clubes marroquíes, utilizando el ocre, símbolo de Marrakech, árboles e incluso un santuario de palomas. También llevó a un equipo completo de Marruecos, entrenadores y asistentes, para ofrecer una experiencia de alto nivel. «El resultado fue como lo había esperado», se congratula. Nadem realizó su proyecto con mucho amor, aprovechando sus primeras experiencias en trabajos independientes durante su infancia y juventud, donde trabajó en pintura y convivió con artesanos durante las vacaciones. Esta práctica enriqueció su conocimiento de herramientas y técnicas, lo que le permitió participar personalmente en la construcción y acondicionamiento. Nadem estableció su proyecto dentro del complejo ecuestre más grande del país, que incluye varios clubes. La competencia fue intensa, especialmente debido a su estatus de extranjero. Sin embargo, se benefició de un año y medio en Arabia Saudita, donde se dio cuenta de que los competidores carecían de técnicas modernas. Se enfocó en estas carencias y se apoyó en una formación ecuestre constante. Poco a poco, las cosas comenzaron a girar a su favor. Bulldozers a finales de 2024 Pero a finales de 2024, una decisión del gobierno saudí eliminó todas las caballerizas de la región, argumentando que el terreno pertenecía al Estado y que la crisis de vivienda tenía prioridad sobre el deporte. Nadem describe esta fase de su vida como una catástrofe: «Fue difícil, pero no podíamos hacer nada frente a las prioridades.» En un instante, todo lo que había construido fue demolido por bulldozers. Se quedó solo con sus 28 caballos, de los cuales vendió algunos para alquilar un nuevo espacio. «No podía quedarme de brazos cruzados. Quería encontrar una solución y salir con el menor daño posible.» En el nuevo lugar, el trabajo no era al 100% como antes, pero no se detuvo. Los caballos estaban allí y los clientes que conocían al entrenador lo siguieron. Comenzó a dar clases en paralelo a la construcción. Nadem no se detuvo en la enseñanza clásica. Propuso a su equipo la idea de dar clases a distancia, una opción que no estaba disponible en otros clubes. Comenzó a proporcionar contenido digital y videos educativos. «La demanda era grande, y clientes de varios países continuaron con nosotros, lo cual me hace feliz y nos ayuda a avanzar», se felicita. Aunque el camino no ha sido fácil con su familia, sus allegados finalmente aceptaron la situación al ver los videos. Nadem cuenta: «Recientemente, al ver estos contenidos, comenzaron a entender y captar lo que hago, y que efectivamente es una profesión, después de años de dedicación», nos confía el entrenador. Confirma que el contacto con los caballos es un talento que heredó de su abuelo, quien entrenaba a los animales instintivamente, pero él añadió estudio y formación. Dice: «Aunque soy entrenador ecuestre, trabajo constantemente en desarrollarme, porque el aprendizaje nunca se detiene, especialmente en el contacto con los caballos, que requiere una gran experiencia y sensibilidad. Muchos consideran que tengo un talento, y creo haberlo heredado de mi abuelo.» Aunque se ha establecido en Arabia Saudita, Nadem sigue agradecido con Marruecos y considera que el Instituto Nacional de Equitación y la federación le han permitido convertirse en lo que es hoy. Espera desarrollarlo más como otros institutos europeos, concluyendo estar orgulloso «de ser un marroquí que recibió su formación en Marruecos».