Jalal Bouzamour es productor y realizador de televisión. Nacido en Ámsterdam, ha transformado su pasión de infancia por la fotografía en una carrera dedicada a contar las historias de los marroquíes en los Países Bajos. A través de sus series documentales y su empresa de producción, destaca las luchas, la resiliencia y la humanidad de la primera generación de migrantes marroquíes, asegurándose de que sus experiencias sean recordadas tanto por el público neerlandés como por el marroquí. Jalal Bouzamour creció en un entorno donde la fotografía era una pasión familiar. Nacido en Ámsterdam, de un padre originario de Beni Gmil, cerca de Alhucemas, y una madre de Tetuán, Jalal recuerda cómo sus padres siempre llevaban una cámara a donde fueran. Su abuelo fue uno de los pioneros de la inmigración marroquí a los Países Bajos en los años 70. «Tuve una infancia muy feliz», rememora Jalal en su entrevista con Yabiladi. La fotografía fue una constante en su vida familiar. «Probablemente éramos la única familia marroquí en Ámsterdam obsesionada con capturar momentos. Desde el parque hasta el zoológico, pasando por los viajes a Marruecos, documentamos cada etapa de nuestra infancia», relata. Esta pasión por capturar momentos se arraigó en Jalal, quien desde joven supo que quería dedicarse a la fotografía. «Mi padre me animó. Era un humilde limpiador, pero con un gran corazón», recuerda. El apoyo de un padre y una primera cámara Un momento decisivo llegó cuando su padre le compró su primera cámara profesional a los 17 años. «Le pedí, y lo recuerdo como si fuera ayer. Me llevó a la tienda y la compró a plazos con su sueldo modesto», cuenta Jalal. Con esa cámara, «una que necesitaba un casete y se usaba para filmar bodas en Marruecos», Jalal comenzó a experimentar. «Me llamaban 'el camarógrafo'», recuerda. Jalal filmaba a sus amigos, su familia, las fiestas escolares y las reuniones del barrio. «Mis amigos bromeaban diciendo, 'Jalal nos usa para aprender y experimentar con su cámara'», añade. Con el apoyo incondicional de su familia, Jalal pronto llevó su pasión al ámbito profesional, impulsado por un deseo insaciable de aprender. A los 16 años, comenzó a trabajar. «Empecé en noticias locales para una pequeña estación dirigida a inmigrantes marroquíes en Ámsterdam», relata Jalal, quien inició su carrera como camarógrafo. Sin embargo, quería aprender más y aspiraba a trabajar en la televisión neerlandesa. Escribió cartas, hizo llamadas y buscó oportunidades. «Contacté a cada cadena de televisión neerlandesa, programa y presentador, incluso a 2M en Marruecos», recuerda. Algunos le dieron una oportunidad, otros no, pero él persistió. Finalmente, Jalal comenzó como asistente de estudio, luego tomó un curso de cámara a los 18 años, y así inició su carrera como reportero. «Aprendí e hice tantas cosas», comenta. Una misión para romper estereotipos Durante años, Jalal trabajó en la televisión neerlandesa como presentador de talk-shows, reportero de noticias y periodista. Con toda esa experiencia, decidió emprender su propio camino en la producción, creando programas que resonaran con él y su comunidad. «Mi misión siempre ha sido mostrar al público neerlandés que los marroquíes son personas normales. A menudo, la sociedad neerlandesa nos estereotipa. Quería mostrar que nacimos aquí, pero mantenemos un vínculo con Marruecos, que estamos integrados, que trabajamos y contribuimos», explica. Jalal fundó su empresa de producción, TV Affairs, con la que ha producido programas de telerrealidad, documentales y espacios que narran las historias de los marroquíes en los Países Bajos, desde la primera generación de trabajadores hasta los jóvenes que buscan redescubrir sus raíces y navegar su doble herencia. Los trabajadores invitados seniors: un museo viviente Su proyecto más reciente, inspirado en la relación con su difunto padre, es la serie documental «Mocronado's: From Guest Worker to Retiree», un homenaje emotivo a los trabajadores invitados marroquíes. En los episodios, los marroquíes recuerdan su vida laboral en los Países Bajos y reflexionan sobre cómo una estancia temporal se convirtió en una vida llena de amor, trabajo y familia. «Son archivos vivientes, una memoria que corremos el riesgo de perder», destaca. «Muchos de ellos tienen más de 70 años, y en unos años no estarán aquí para contarnos las dificultades que enfrentaron al llegar. Por eso quiero darles una voz en la televisión neerlandesa, no solo para los neerlandeses-marroquíes, sino para todos los públicos neerlandeses», añade. La segunda temporada del documental se estrenará el 6 de septiembre, presentando a cuatro jubilados seniors en los Países Bajos: Mustapha Douhaha, 80 años, de Purmerend; Akil Lamdahhi, 77 años, de Nieuwegein; Fouad Bennis, 77 años, de Amstelveen; y Mohamed Yettefti, 75 años, de Tytsjerk. En cada episodio, «exploramos un nuevo tema: la migración, el amor, el trabajo». Pero convencer a estos jubilados marroquíes no siempre es fácil, no tanto los mayores, sino sus hijos, que, según Jalal, son «a menudo más conservadores y protectores». «A veces, los padres quieren participar, pero sus hijos se oponen. Entonces voy a las mezquitas, los zocos, los cafés, siempre tratando de convencerlos», comparte. Jalal se compromete con la serie en memoria de su padre, fallecido durante el rodaje de la primera temporada. «Me rompió el corazón que nunca viera el producto final, porque siempre me apoyó y asistió a mis estrenos», lamenta. «Les cuento a estos mayores mi historia, que sus hijos y nietos deben conocerlos, que este trabajo es importante», dice. En otro programa titulado Groeten uit Holland, Jalal presentó las historias de las mujeres de primera generación. «A menudo se ve a estas mujeres como pasivas y silenciosas, pero no, ellas tuvieron el coraje y la resiliencia de dejar su país, establecerse en un lugar donde no conocían a nadie, y tener éxito», explica. La representación importa Jalal se esfuerza por compartir estas historias, por revelar el lado humano de los marroquíes, con lágrimas y risas. «Trato de transmitir mis mensajes de manera ligera, con risas, emoción, alegría y seriedad todo junto», añade. Las respuestas han sido impresionantes, declara Jalal. «Jóvenes marroquíes me han dicho, 'Gracias a estos programas, nuestros padres finalmente comparten sus historias. Discutimos cosas de las que nunca hemos hablado.' Eso me hace sentir orgulloso», comenta. Además de su serie documental sobre los mayores marroquíes en los Países Bajos, Jalal ha trabajado en muchos otros proyectos centrados en los marroquíes de la diáspora. Como Poldermocro's en 2022, donde siguió a seis jóvenes en su viaje para aprender más sobre Marruecos, su país de origen. En 2023, también siguió a mujeres neerlandesas que viajaron a Marruecos para mostrar su solidaridad y ayudar a los sobrevivientes del terremoto de Al Haouz. Esforzándose por crear más contenido sobre los marroquíes en los Países Bajos, Jalal destaca la importancia de que los jóvenes marroquíes se vean representados. «Cuando era joven, no tenía modelos a seguir en la televisión neerlandesa. Soñaba con trabajar en la televisión. Cuando finalmente lo logré, recibí cartas y mensajes de marroquíes diciendo que me veían como un ejemplo. Por eso creo que la representación importa. Los marroquíes deben ser visibles en las pantallas neerlandesas y europeas», concluye.