Las inundaciones mortales que recientemente afectaron la ciudad de Safi han reavivado un debate esencial sobre la capacidad de las autoridades para anticipar y gestionar los desastres naturales. Más allá de la emoción y la urgencia humanitaria, este evento plantea una cuestión central: ¿cómo funciona realmente el Plan ORSEC en Marruecos y en qué medida responde a las actuales exigencias de transparencia y eficacia? DR ‹ › El Plan ORSEC (Organización de Socorros) es el marco nacional de referencia para la gestión de crisis y grandes catástrofes en Marruecos. Bajo la supervisión del Ministerio del Interior, se encarga de la coordinación general de las operaciones de socorro. En el terreno, la activación y ejecución del plan recaen principalmente en los walis y gobernadores, quienes actúan como representantes de la autoridad central, con el apoyo de las autoridades locales, la Protección Civil, los servicios de salud, las fuerzas de seguridad y las entidades territoriales. El plan se sustenta en una cadena de mando jerárquica diseñada para asegurar la rapidez en la toma de decisiones, la movilización de recursos humanos y materiales, así como la coordinación entre servicios. También contempla mecanismos para la gestión de la información, la asistencia a las poblaciones afectadas y la continuidad de los servicios públicos esenciales. Safi y Al Haouz: crisis reveladoras Los acontecimientos en Safi, al igual que el terremoto en Al Haouz, han subrayado la importancia estratégica del Plan ORSEC en situaciones de alta presión operativa. Estas crisis han demostrado la capacidad de las autoridades para movilizar rápidamente los recursos de socorro, pero también han dejado al descubierto áreas de mejora, especialmente en comunicación, anticipación y adaptación a las realidades locales. En Safi, las súbitas inundaciones reavivaron el debate sobre la activación temprana del plan y la comunicación de información a las poblaciones expuestas. En Al Haouz, la magnitud del sismo ya había planteado interrogantes sobre la coordinación territorial y la gestión de emergencias en zonas de difícil acceso. Estos eventos representan verdaderas pruebas a gran escala para el sistema nacional de gestión de crisis. La cuestión sensible de la confidencialidad Uno de los temas más debatidos es la confidencialidad del Plan ORSEC. Por su naturaleza, ciertos aspectos operativos deben mantenerse protegidos por razones de seguridad y eficacia. Sin embargo, muchos observadores consideran que una opacidad excesiva puede dificultar la comprensión del sistema y limitar su apropiación por parte de los actores locales y los ciudadanos. En un enfoque moderno de gestión de riesgos, la prevención no se basa únicamente en la acción del Estado, sino también en la información y preparación de las poblaciones. El desconocimiento de los procedimientos de alerta, los roles de las autoridades locales o las conductas a adoptar en caso de catástrofe constituye un factor adicional de vulnerabilidad. En este sentido, la cuestión no es eliminar toda confidencialidad, sino encontrar un equilibrio entre seguridad operativa y transparencia pública. Hacia una cultura de prevención y rendición de cuentas Las crisis de Safi y Al Haouz recuerdan que el Plan ORSEC no debe ser visto como un dispositivo a activar solo en emergencias, sino como un pilar permanente de las políticas públicas de gestión de riesgos. Esto implica una comunicación institucional más proactiva, ejercicios de simulación regulares, una mejor implicación de las entidades territoriales y un mayor esfuerzo de sensibilización ciudadana. En un sentido más amplio, estos eventos invitan a fortalecer una cultura de prevención, evaluación y rendición de cuentas. En un contexto de cambio climático y crecientes vulnerabilidades, la credibilidad de la acción pública dependerá de la capacidad de las instituciones para aprender de las crisis pasadas y adaptar sus herramientas de gobernanza. En Safi, como en Al Haouz, la tragedia humana impone hoy un deber de lucidez colectiva: el de evolucionar los dispositivos existentes para proteger mejor a los ciudadanos y fortalecer la confianza entre la administración y la sociedad.