A lo largo de los años setenta, la cuestión del Sahara se mantuvo como una prioridad para el régimen argelino, especialmente bajo la presidencia de Houari Boumediene. Sin embargo, tras su muerte y la llegada al poder de Chadli Bendjedid en 1979, comenzaron a aparecer los primeros indicios de un cambio en el enfoque de Argelia frente a este conflicto. No obstante, el ejército intervino para evitar que se llegara a una solución entre Rabat y Argel, según documentos publicados por la Central Intelligence Agency (CIA). Tras el fallecimiento de Houari Boumediene el 27 de diciembre de 1978, Chadli Bendjedid asumió la presidencia de Argelia el 7 de febrero de 1979. Durante su administración, el enfoque del país sobre el conflicto del Sáhara Occidental se suavizó, considerando seriamente la posibilidad de poner fin a este enfrentamiento que había envenenado las relaciones entre Rabat y Argel. Un documento de la CIA, fechado en julio de 1981, revela que el Frente de Liberación Nacional (FLN), entonces partido único en el poder en Argelia, había declarado recientemente que «la posición actual de Argelia sobre el Sáhara Occidental es la siguiente: Argelia está convencida de que la continuación de la guerra en el Sáhara Occidental no beneficia a sus intereses nacionales, y los desarrollos regionales exigen poner fin al conflicto lo antes posible». Chadli Bendjedid rompe con el legado de Boumediene El mismo documento destaca que el presidente argelino Chadli Bendjedid concluyó «de manera decisiva que el Frente Polisario debe abandonar la idea de continuar indefinidamente las acciones militares, y si es necesario, debería imponerse una solución política al frente». Este cambio de postura sobre el Sáhara no solo fue motivado por la percepción de la inutilidad de una solución militar. Fue el resultado de una compleja interacción entre presiones internas y desarrollos regionales e internacionales, que llevaron a la nueva dirección argelina a reconsiderar la estrategia de confrontación heredada de Boumediene. En su análisis de la nueva posición argelina, la CIA declaró: «Existe un consenso general dentro del partido (FLN) de que el gobierno argelino está dispuesto a usar toda su influencia para persuadir al Polisario de aceptar un alto el fuego.» Esta influencia incluye, según el documento, «la reducción del apoyo militar por un lado, y la garantía de la continuación del apoyo político y económico argelino por otro. Hay un acuerdo dentro del partido de que la independencia del Sáhara Occidental como entidad territorial es un elemento fundamental de cualquier arreglo, pero el tamaño de esta entidad sigue siendo negociable.» Reveses diplomáticos y sobre el terreno El cambio de postura de Argelia también se debió a las realidades cambiantes sobre el terreno, mientras la diplomacia marroquí comenzaba a lograr avances significativos. Otro documento de la CIA fechado el 1 de abril de 1983 señala que el rey Hassan II logró inclinar el equilibrio de poder en contra del Frente Polisario y Argelia. El documento explicaba que el ataque del Polisario contra las fuerzas marroquíes en Guelta Zemmour en octubre de 1981 había fortalecido considerablemente el apoyo estadounidense a los marroquíes. «La aceptación del 'Estado' de los rebeldes dentro de la Organización de la Unidad Africana, inicialmente percibida por el Polisario como una victoria diplomática, resultó costosa en términos de apoyo internacional debido al impacto altamente perturbador de esta táctica en la organización.» «El Frente Polisario ha perdido la iniciativa en el campo de batalla y podría no ser capaz de lanzar una campaña exitosa que socave la determinación de Marruecos de defender su reivindicación sobre el Sáhara.» Documento CIA En ese momento, varios países comenzaron a adoptar enfoques menos agresivos para apoyar al Polisario. Esto incluso se reflejó dentro de la Organización de la Unidad Africana, donde Argelia comenzó a encontrar dificultades, ya que la organización había sido su arena diplomática preferida. Sobre el terreno, la construcción por parte de Marruecos del muro de arena impuso una nueva realidad. El documento indicaba que el muro de arena marroquí, en construcción desde 1980, y otras mejoras en las defensas marroquíes «harían que los ataques por pequeñas unidades fueran menos efectivos de lo que habían sido antes». En el mismo contexto, otro documento de la CIA publicado el 16 de agosto de 1985 relataba: «Los expertos militares occidentales afirman, por primera vez, que el muro revierte el curso de la guerra contra el Frente Polisario a favor de Marruecos.» De hecho, este Muro de Arena «ha llamado la atención de los expertos militares estadounidenses y soviéticos como una de las pocas aplicaciones exitosas de la tecnología contra los movimientos de guerrilla». Conflicto con los militares El deseo de Bendjedid de reducir el apoyo al Polisario generó tensiones internas. Otro documento de la CIA publicado el 1 de abril de 1985 confirmaba que el presidente argelino «ha modificado la política de Argelia sobre el Sáhara Occidental en el último año, pasando de una posición que exigía la independencia total a una que implicaba una autonomía para la región bajo soberanía marroquí, en el marco de un esfuerzo por fomentar la cooperación regional», lo que condujo a un conflicto con los militares. Adoptar un enfoque más realista no fue fácil para Chadli. El enfrentamiento con las facciones duras dentro del ejército, que veían cualquier retirada del apoyo al Polisario como una traición al legado de Boumediene, hizo que su posición fuera precaria. El estamento militar, que siempre había jugado un papel central en la toma de decisiones en Argelia, no estaba dispuesto a delegar un expediente central para su proyecto geopolítico. «Algunos grupos dentro del ejército argelino y el ala ideológica del Frente de Liberación Nacional se opondrán a cualquier intento de Bendjedid de romper los lazos con el Frente Polisario.» Documento CIA Otro documento publicado el 28 de agosto de 1985 confirmaba que el presidente argelino «está bajo presión por parte de los altos líderes militares para tomar medidas más firmes contra Marruecos, ya que están preocupados por la negativa de Bendjedid a impedir que Rabat complete una vasta red de muros defensivos en el Sáhara Occidental». Los oficiales más a la izquierda «están descontentos con el acercamiento de Bendjedid a Estados Unidos y Occidente, especialmente debido al continuo apoyo militar estadounidense y francés a Marruecos. Estos oficiales quieren proporcionar más armas a los combatientes del Polisario y empujarlos a comprometerse de manera más agresiva en la guerra con Marruecos». El 11 de enero de 1992, Chadli Bendjedid anunció su dimisión, un gesto aún rodeado de misterio. Algunos lo perciben como una renuncia forzada por los generales. Lo que es seguro es que la dimisión de Bendjedid marcó un punto de inflexión decisivo, no solo en el conflicto del Sáhara, sino también en la historia política contemporánea de Argelia. Reveló la estructura profunda del régimen, mostrando que la verdadera toma de decisiones soberanas siempre permaneció en manos de los militares, y no del poder civil.