El 9 de septiembre, el ejército israelí llevó a cabo un ataque contra el Estado de Catar. Seis días después de este ataque, la Liga Árabe organizó una cumbre extraordinaria, que culminó con la adopción de la Declaración de Doha. Aquí están los puntos principales. La cumbre extraordinaria de la Liga Árabe, celebrada el lunes 15 de septiembre en Doha, culminó con la emisión de un comunicado final. Los participantes, de manera unánime, condenaron la «agresión israelí» contra Catar y reafirmaron su «compromiso inquebrantable con la soberanía, independencia y seguridad de todos los Estados miembros de la Liga Árabe y la Organización de la Cooperación Islámica». No obstante, el comunicado de Doha evitó abordar la ruptura de relaciones diplomáticas con Israel, su suspensión o el llamado a consultas de los diplomáticos árabes en Tel Aviv. Esta medida, apoyada por una amplia franja de la opinión pública árabe, había sido propuesta por algunos líderes de países musulmanes. A pesar de ello, la cumbre destacó que «los crímenes de genocidio, limpieza étnica, hambruna y bloqueo, junto con la colonización expansionista y las actividades políticas [de Israel] socavan las posibilidades de paz y coexistencia pacífica en la región, amenazando las relaciones normalizadas con Israel, incluidos los acuerdos existentes y futuros». Es importante recordar que Egipto, Jordania, Emiratos Árabes Unidos, Baréin y Marruecos mantienen relaciones diplomáticas con Israel. Arabia Saudita, Siria y Mauritania podrían seguir esta senda. El tratado de defensa común, también ausente Los miembros de la Liga Árabe hicieron un llamado a «todos los Estados» para «imponer sanciones» contra Israel, «suspender el suministro, transferencia o tránsito de armas, municiones y material militar, incluidos los de doble uso», «revisar las relaciones diplomáticas y económicas» con Israel o «emprender acciones legales contra» el Estado hebreo. La cumbre de Doha también subrayó «nuestro deber colectivo de responder a esta agresión para defender nuestra seguridad común», conforme al tratado de defensa árabe común firmado en 1960 en El Cairo. Sin embargo, la declaración de Doha no incluyó un llamado para activar este mecanismo. Dos días antes de la apertura de la cumbre, el secretario general adjunto de la Liga Árabe, el egipcio Hossam Zaki, declaró que «no se dan las condiciones para la implementación del tratado de defensa árabe común». En una entrevista con el canal catarí Al Jazeera Mubasher, precisó que «activar tales acuerdos implica que se ha identificado a un enemigo común, y que estos acuerdos se implementan contra él». La primera y única vez que los Estados árabes activaron el tratado de defensa común fue durante la guerra contra Israel en octubre de 1973. En aquel entonces, el rey Hassan II envió tropas de las Fuerzas Armadas Reales para combatir en el frente sirio junto a Siria.