El tradicional intercambio verbal entre Marruecos y Argelia avivó los debates este lunes durante la 80ª sesión de la Asamblea General de la ONU. Tras la intervención del ministro argelino de Asuntos Exteriores, Ahmed Attaf, el representante permanente de Marruecos ante las Naciones Unidas, el embajador Omar Hilale, tomó la palabra para «aportar algunas aclaraciones y, sobre todo, restablecer ciertas verdades». En su discurso, el jefe de la diplomacia argelina había mencionado la cuestión del Sáhara, señalando que se examina en la ONU desde hace «más de seis décadas», sin mencionar quién inició este proceso. «Es Marruecos quien inscribió la cuestión del Sáhara en la lista de descolonización», afirmó Omar Hilale. Para recordar, la ciudad de Tánger acogió, en mayo de 1962, la primera sesión del Comité de los 24 fuera de la sede de la ONU en Nueva York, mucho antes de la independencia de Argelia, el 5 de julio de 1962, y la creación del Polisario en 1972 en Libia. Esta reunión fue seguida por la inclusión, a petición del reino, de la cuestión del «Sáhara español» y de Sidi Ifni en el orden del día del Comité de Descolonización de la ONU. Hilale también recordó al ministro argelino que el Consejo de Seguridad trata el expediente del Sáhara «no como una cuestión de descolonización, sino como una cuestión de paz y seguridad». En respuesta a las numerosas interrogantes planteadas por Ahmed Attaf, el embajador añadió: «¿Con qué derecho Argelia, que afirma no ser parte interesada, plantea preguntas, condiciones y principios para la resolución de este diferendo?» Con un toque de ironía, el embajador marroquí se congratuló de esta declaración de Argelia. Hilale expresó su esperanza de ver esta posición de Ahmed Attaf materializarse mediante una participación activa de Argelia en las mesas redondas y en el relanzamiento del proceso político como parte interesada. Omar Hilale concluyó su intervención recordando la mano tendida del rey Mohammed VI a Argelia, durante su discurso del 29 de julio con motivo de la fiesta del Trono. El soberano subrayó especialmente que «estas posiciones favorables al buen derecho y a la legitimidad nos inspiran honor y orgullo. Nos incitan aún más a buscar una solución consensuada que preserve la dignidad de todas las partes, sin vencedores ni vencidos». Argelia aún no ha respondido oficialmente a la oferta real.