Marruecos está lleno de monumentos naturales, algunos poco conocidos y otros con una historia muy rica. Yabiladi les ofrece una serie de artículos para descubrir estos lugares. El primer monumento que vamos a explorar hoy: Las cuevas de Hércules, situadas a 15 kilómetros de Tánger. Las cuevas fueron restauradas en junio de 2015 con el objetivo de atraer a más turistas y preservar la riqueza de este lugar lleno de color y con una arquitectura impresionante. Desde el sitio se puede disfrutar de una vista espectacular del océano Atlántico y el estrecho de Gibraltar. El monumento, ubicado cerca de la ciudad del Estrecho, fue rehabilitado en octubre de 2015 tras 18 meses de obras, con un coste total de diez millones de dirhams. La renovación incluyó la reparación de las paredes de la cueva, el acondicionamiento de los espacios exteriores, la construcción de locales comerciales, cafeterías y restaurantes, así como la modernización del sistema de alumbrado público. Descubierto en 1906, el lugar fue clasificado como patrimonio histórico en 1950. Este orgullo de los habitantes de Tánger es una caverna natural esculpida por las olas del Atlántico, situada al sur del Cabo Espartel, otro sitio emblemático de la ciudad del Estrecho. Varias cuevas coexisten en la zona, conocidas como las Cuevas de Achakar, que se encuentran muy cerca unas de otras. A primera vista, el entorno puede parecer hostil, pero aventurarse en su interior es una experiencia que vale la pena. La abertura ofrece una vista del océano que aporta una magia especial a este destacado destino turístico, con un rayo de luz perfecto para las fotos de recuerdo. Numerosas tiendas de artesanía ofrecen, a la salida de la cueva, recuerdos que permiten llevarse un pedazo de la historia de Hércules. Una creencia popular sostiene que la cueva fue creada por una civilización antigua para protegerse de los peligros del mar Mediterráneo. El mito de Hércules Varios mitos y leyendas rodean el origen de este lugar. El que se repite con más frecuencia es el de Hércules, el hijo de Zeus en la mitología griega, quien habría vivido una de sus aventuras en Marruecos, más precisamente en Tánger. Según la leyenda, el reino habría sido el lugar donde se encontraban los jardines de las Hespérides. Hércules debía ir allí para cumplir con el undécimo de sus trabajos. Las tres hijas del Titán Atlas custodiaban los árboles de manzanas de oro, protegidos por un dragón de cien cabezas que impedía que cualquiera se acercara a los preciados frutos, los cuales tenían virtudes mágicas de inmortalidad. El objetivo de Hércules era precisamente apoderarse de estos frutos mágicos. Mató al dragón y logró obtener los objetos de su deseo. Completamente exhausto tras la travesía, el héroe se habría tomado el tiempo de descansar en las cavernas. Las huellas de su paso dejaron su marca, ya que se dice que aún hoy persisten marcas de sus pisadas y su cuenco.