La Corporación Española de Reservas Estratégicas de Productos Petrolíferos ha registrado un incremento sin precedentes en las importaciones de diésel desde Marruecos, con 123,000 toneladas desembarcadas en puertos españoles entre marzo y abril de 2025. Este volumen supera el total de importaciones acumuladas en los últimos cuatro años. Esta situación ha despertado interrogantes en España. Los medios han informado, citando fuentes industriales, que parte de este diésel podría tener origen ruso, aunque garantizar la trazabilidad de este combustible resulta complicado. A diferencia de la Unión Europea, que desde febrero de 2023 ha impuesto sanciones económicas a Rusia tras la invasión de Ucrania, Marruecos no ha adoptado medidas similares en cuanto a las importaciones de hidrocarburos. Los datos revelan que Marruecos continúa importando diésel ruso. En 2025, más de un millón de toneladas de este combustible fueron descargadas en puertos marroquíes, representando aproximadamente el 25 % de las importaciones del país, según Vortexa, una plataforma especializada en el seguimiento de movimientos marítimos globales. En 2024, el diésel ruso constituía el 9 % de los 6.5 millones de toneladas de importaciones totales de Marruecos, con aproximadamente 1.62 millones de toneladas adquiridas en 2023. Expertos del sector, citados por El País, subrayan que no hay lógica económica «para que un país sin refinerías operativas desde 2016 compre diésel para reexportarlo». Estas operaciones que involucran a varios países para eludir sanciones económicas son comunes en el sector. Fuentes indican que Argelia habría vendido productos a España a través de terceros países para evitar las sanciones, una práctica que también afectaría al diésel procedente de Marruecos y otros lugares. Desde la llegada de los primeros envíos de diésel desde Tánger, el Ministerio de Transición Ecológica ha iniciado una investigación, pero aún no ha confirmado si el diésel es de origen ruso. Los expertos señalan que la similitud en la viscosidad del diésel a nivel mundial dificulta determinar su procedencia, a diferencia del petróleo crudo, que es más fácil de rastrear.