Jamal Gzem dejó atrás una carrera en las finanzas para reencontrarse con su verdadera pasión: la fotografía callejera y la realización de películas. Ya sea en París, Londres o Sídney, sus retratos son poderosos y las historias de personas encontradas por casualidad se narran con fidelidad. Su trabajo, ampliamente compartido en línea, destaca la conexión humana y la emoción. Simplemente nos recuerda que «todos somos iguales, y sin embargo todos únicos». Desde las calles de París hasta Londres, Seúl, Sídney y Tokio, Jamal Gzem busca una conexión única con desconocidos a través de su pasión por la fotografía, capturando historias y experiencias humanas. Este fotógrafo, nacido en París, está convencido de que cada persona tiene un relato que merece ser contado. A través de encuentros espontáneos en la calle y retratos íntimos, Jamal captura estas vivencias en imágenes. En su cuenta de Instagram, Jamalmadeit, comparte estas experiencias con el mundo. Para él, cada encuentro es un recordatorio de que «todos somos iguales, y sin embargo todos únicos», como comentó a Yabiladi. Antes de convertirse en el fotógrafo callejero que es hoy, Jamal tuvo un camino muy distinto. Criado en los suburbios parisinos por padres marroquíes de la región del Souss, siguió un camino predecible para muchos hijos de inmigrantes. Estudió finanzas en una escuela de negocios en Nantes, Bretaña, buscando una carrera estable. «Obtuve mi título, trabajé en Zúrich durante tres años y luego me mudé a Sídney para continuar en finanzas en un banco francés», recuerda. El camino hacia su sueño No obstante, detrás de las hojas de cálculo y las reuniones, otra pasión llamaba con fuerza. «Trabajaba en finanzas, pero siempre me apasionó la fotografía y la realización de películas», confiesa. Esta pasión surgió durante sus años de estudio en Nantes. «Fue la primera vez que usé una cámara y volé un dron. Me encantó absolutamente. Lo hacía cada semana», rememora. Ph. / Jamal GzemPh. / Jamal Gzem En 2020, todo se volvió más concreto cuando compró su primera cámara. Desde entonces, comenzó a filmar y practicar regularmente, perfeccionando su arte. Descubrió en Sídney un terreno fértil para la creatividad, con sus paisajes vibrantes y su estilo de vida relajado. «Es muy diferente de París o Suiza. Hay tantas cosas que ver y capturar. Tenía todos mis fines de semana para viajar», comenta. Finalmente, su pasión creativa tomó el protagonismo. En enero de 2025, Jamal dejó su empleo en finanzas para regresar a Francia y pasar el ramadán en familia. «Durante años, había pensado en dejar las finanzas y dedicarme a hacer películas a tiempo completo», explica. «Es lo que finalmente hice». La decisión, sin embargo, no fue fácil. «En nuestra cultura, la estabilidad financiera es importante. Es el mayor obstáculo mental», admite. «Por eso creo que es importante ahorrar primero, para poder dedicarse plenamente a su pasión». Hablar con desconocidos De regreso en Francia, Jamal comenzó a construir la vida que siempre había soñado. Planea trabajar con empresas y creadores de contenido, pero también producir su propio material. «Me gusta hablar con la gente, soy una persona muy sociable», dice. «Pero no quería hacer fotografía solo en un contexto comercial. También quería hacerlo por placer, con personas en la calle». Ph. / Jamal GzemPh. / Jamal Gzem Así nació su proyecto de fotografía de calle. «El día que decidí comenzar, simplemente tomé un tren a París, caminé durante tres horas y filmé mis primeros episodios para las redes sociales», recuerda. «La respuesta fue increíble. Recibí tanto amor y apoyo de personas que ni siquiera conocía». Desde entonces, ha llevado el proyecto a ciudades como Londres, Madrid y Lisboa, a menudo durante el ramadán. Camina cuatro a cinco horas sin comida ni agua, solo para conocer a desconocidos. En sus videos, Jamal pregunta a las personas si puede tomarles un retrato, mientras graba su interacción. Lo que comienza como una simple pregunta a menudo se transforma en algo más profundo. Las personas se abren, compartiendo una lucha, un sueño, un mensaje o una experiencia dolorosa. «Es realmente difícil abordar a las personas y lograr que se abran, especialmente cuando se vuelve emotivo», admite. «He publicado 161 episodios hasta ahora, pero he realizado quizás 300 a 400 retratos. Y he recibido alrededor de 2,000 a 3,000 rechazos, probablemente más», añade. Pero eso, dice, es parte del proceso. «El hecho de haberlo hecho tantas veces me ha ayudado a no tomar el rechazo de manera personal. Dicho esto, no se puede ignorar completamente las emociones, especialmente cuando alguien comparte algo triste o inspirador», comenta. Más que una imagen, una historia Uno de sus encuentros más conmovedores fue con Youssouf, un barrendero de las calles de París originario de Gambia, cuyo sueño es ir a La Meca. «Fue personal, puro, algo que muchos guardan en secreto. Pero cuando la gente se abre así, la foto se convierte en más que una simple imagen. Es una historia». El video se volvió viral, desencadenando una ola de donaciones a través de GoFundMe que permitió a Youssouf acercarse a su sueño. A través de estos encuentros, Jamal ha llegado a una conclusión simple pero cargada de significado: «Todos tenemos emociones, corazones, historias, pero nuestras experiencias nos moldean de maneras muy diferentes». Y no es solo su público el que se ve impactado. «Cuando publico una historia, la persona a menudo se ve abrumada por el amor y el apoyo de desconocidos», dice. Ph. Jamal GzemPh. Jamal Gzem Si bien su trabajo de campo lo nutre, Jamal también dirige una empresa de fotografía y realización de películas, principalmente en Sídney, donde ahora está radicado. «Trabajo con marcas, empresas, emprendedores y creadores de contenido. La demanda de videografía es alta, y Sídney es un mercado formidable». Aunque vive en Australia, Jamal no ha perdido de vista sus raíces. A los 27 años, sueña con llevar su serie de retratos a Marruecos, y quizá capturar las historias de las personas en tachelhit, la lengua materna de sus padres. Al seguir su pasión, Jamal ha aprendido que «todos deberíamos hablar con desconocidos». «Es algo que todo el mundo debería hacer», dice con convicción.