Es el final del túnel para el proceso de revisión de los acuerdos con Marruecos, iniciado por la Comisión Europea. En cuanto a los productos del Sáhara, los Veintisiete están a punto de ceder a las condiciones del reino. Explicaciones. La Comisión Europea ha instado recientemente a los Estados miembros de la Unión Europea a ratificar un nuevo acuerdo comercial con Marruecos que incluye al Sáhara Occidental. Esta propuesta ha suscitado críticas por parte de una ONG cercana al Frente Polisario, que ha manifestado su preocupación por las posibles repercusiones en los procesos democráticos y los derechos del pueblo saharaui. La iniciativa de la Comisión será evaluada el 1 de octubre en Bruselas por los representantes de los países de la UE, justo tres días antes de que entren en vigor las sentencias del Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE) del 4 de octubre de 2024, que excluyen los productos del Sáhara de los acuerdos con Marruecos. La Comisión sugiere un «acuerdo provisional» con Marruecos, lo que permitiría sortear al Parlamento Europeo en este proceso y ahorrar tiempo para la Unión Europea. El documento de la Comisión subraya que «la Unión Europea está comprometida con el desarrollo sostenible del Sáhara Occidental, un territorio no autónomo según la jurisprudencia del Tribunal de Justicia. En 2018, la Unión y Marruecos firmaron un acuerdo mediante intercambio de cartas para modificar los protocolos n.º 1 y 4 del acuerdo de asociación, permitiendo la importación de productos originarios del Sáhara Occidental a tarifas preferenciales». Un mecanismo de seguimiento para el acuerdo en el Sáhara El acuerdo estipula que el «pueblo del Sáhara Occidental» debe beneficiarse de una «ventaja específica, tangible, sustancial y verificable, proporcional a la explotación de los recursos. Esta ventaja debe ir acompañada de garantías de que la explotación se llevará a cabo en condiciones compatibles con el desarrollo sostenible, asegurando la preservación de los recursos naturales no renovables y la continua renovación de los recursos renovables, como las reservas pesqueras. Además, el acuerdo debe incluir un mecanismo de control regular para verificar que la ventaja otorgada sea efectivamente percibida por el pueblo en cuestión». Cumplir con estas condiciones es esencial para asegurar que el acuerdo respete el principio de primacía de los intereses de los pueblos de los territorios no autónomos, tal como lo establece el artículo 73 de la Carta de las Naciones Unidas y el derecho internacional consuetudinario, explica la Comisión. En el ámbito político, la propuesta «reafirma el compromiso de la UE con la resolución del conflicto en el Sáhara Occidental. Apoya plenamente los esfuerzos del Secretario General de las Naciones Unidas y de su enviado personal para ayudar a las partes a alcanzar una solución política justa, duradera y mutuamente aceptable, garantizando la autodeterminación del pueblo saharaui conforme a los principios de la Carta de las Naciones Unidas». Es importante recordar que el jefe del gobierno marroquí, Aziz Akhannouch, se reunió la semana pasada en Nueva York con la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen. Este periodo también ha estado marcado por el compromiso oficial de Estados Unidos de invertir en el Sáhara, un camino que el Reino Unido también parece estar siguiendo. En este contexto, la UE no puede permanecer al margen de esta dinámica en torno al Sáhara.