Un vuelo de Easyjet que partió de Southend, al este de Londres, con destino a Marrakech, se vio obligado a cambiar su ruta debido al comportamiento agresivo de un pasajero a bordo. Mientras sobrevolaban la península ibérica, la tripulación alertó a los controladores aéreos, lo que permitió desviar el avión hacia Madrid y solicitar la intervención policial. Tras recibir el informe, los controladores aéreos activaron los procedimientos habituales, facilitando un aterrizaje rápido al acortar la trayectoria del vuelo y otorgando prioridad en una pista de aterrizaje. Mientras tanto, otras aeronaves fueron redirigidas a la pista paralela para minimizar retrasos.