Marruecos se alzó con el primer puesto en la 41ª edición de las Olimpiadas de Química, celebradas el pasado 15 de mayo en París, Francia, donde participaron 3,500 jóvenes de todo el mundo. En representación del reino, dos estudiantes de secundaria del Grupo Escolar Jacques Chirac de Rabat (GSJC), Yasmine Kadmiri Idrissi y Yassine Bekkaoui, lograron la victoria con un proyecto que fusionó ciencia y patrimonio, explorando el arte ancestral de la fantasía. Bajo la temática de este año, «química y deporte», los estudiantes contaron con la guía de su profesora de física y química, Ilham Chichaoui, y su profesor de tecnología, Yassine Naji. El jurado del concurso «Hablemos de química» eligió el proyecto del dúo, titulado «¡La química al galope!», que «investiga la lucha contra el dopaje equino a través del arte ancestral de la Tbourida, reconocido como patrimonio inmaterial por la UNESCO». Según un comunicado, esta propuesta «vincula las ciencias de laboratorio con el legado marroquí, subrayando el papel crucial de la química analítica en la protección de la ética deportiva y el bienestar animal». Yasmine y Yassine utilizaron técnicas de cromatografía y espectrometría de masas para simular el análisis de sustancias dopantes, como la cafeína y la betametasona, en muestras biológicas. Su enfoque se centró en la divulgación científica, «respaldado por un sitio web, contenidos digitales, una campaña de sensibilización local y una inmersión en el funcionamiento del laboratorio antidopaje del IAV Hassan II, bajo la dirección del Dr. Taha Elkamli», según la misma fuente. El proyecto también incorporó «una fuerte dimensión ética y social». Durante una visita a una competición de Tbourida en Tiflet, «los estudiantes observaron la conexión entre jinetes y caballos, junto al Dr. Oussidhoum de la SOREC». Asimismo, «estudiaron la simbología cultural y religiosa de esta práctica, vista como un acto de honor transmitido de generación en generación», destaca el comunicado. Por otro lado, los dos ganadores desarrollaron «un gel antiinflamatorio natural para caballos, llamado Lavandéquin, sentando así las bases de un futuro proyecto empresarial» y creando «una innovación que podría llevar a la creación de una start-up».