Al regresar del puente del 8 de mayo, alrededor de sesenta empleados de la empresa de telemarketing Paul & José se encontraron con una desagradable sorpresa: sus oficinas en el bulevar de Anfa, en Casablanca, estaban vacías y cerradas. Sin previo aviso ni explicación alguna. La empresa, que fue fundada en 2010 por un empresario francés, desapareció de la noche a la mañana, dejando a sus trabajadores sin empleo, según revela una investigación del diario Le Monde. De acuerdo con los primeros datos recopilados por el medio francés, la empresa había cambiado discretamente de propietario dos meses antes del cierre. En marzo, Stéphane Koubi, el fundador, vendió sus acciones por la modesta suma de 78,000 dirhams a otro ciudadano francés, Régis Etari, quien es un desconocido en el sector. Desde entonces, Etari ha estado inubicable y nunca se comunicó con los empleados. La Unión Marroquí del Trabajo (UMT) cuestiona la legitimidad de Régis Etari, a quien sospecha de ser un «comprador títere». Para los trabajadores afectados, el impacto ha sido tanto financiero como moral. Muchos de ellos tenían varios años de antigüedad y dependían de la empresa como su única fuente de ingresos. Una empleada, que estaba embarazada en el momento del cierre, ni siquiera pudo disfrutar de su baja por maternidad. La UMT, que respalda a los ex empleados, sospecha que se trata de un «fraude social» diseñado para evitar el pago de indemnizaciones por despido. El sindicato destaca una cláusula de no garantía de pasivo en el acuerdo de cesión, algo inusual en este tipo de transacciones. Veinticuatro ex empleados han presentado una denuncia contra los dos franceses por estafa y despido improcedente. Stéphane Koubi, quien también dirige otras empresas en Francia, se defiende alegando dificultades económicas. «Las cifras estaban empeorando», afirma, y añade que «en 2024, el resultado neto fue de 35,000 dirhams». Por su parte, la UMT habla de una «destrucción social disfrazada», una situación aún más preocupante dado que Paul & José emplea también a un centenar de personas en Dakar, Senegal, donde ya se cierne la amenaza de un escenario similar. El diputado Guy Marius Sagna ha interpelado por escrito al ministro de Empleo, instándole «a tomar todas las medidas necesarias para que esto no ocurra» en ese país.