Es conocido por todos los habitantes de Oujda, un personaje clave en el cristianismo, el judaísmo y el islam. Se trata del Oasis de Sidi Yahya, santo patrón de la ciudad, que según se dice, estaría enterrado en este oasis. Descubrimiento. En la ciudad de Oujda, la figura del Santo Sidi Yahya se erige como un símbolo venerado en el cristianismo, el judaísmo y el islam. Se cree que su tumba se encuentra en las cercanías de la ciudad, en el oasis que lleva su nombre. Este refugio natural se ubica a tan solo 5 kilómetros de la medina. En el pasado, este oasis era el corazón verde de Oujda, un lugar donde las palmeras, los árboles frutales y las cascadas creaban un paisaje idílico. Durante las décadas de 1960 y 1970, Sidi Yahya era un refugio refrescante para los habitantes de la ciudad en los calurosos veranos, como relata a Yabiladi el escritor y poeta Yahya Amara. Originario de la región, Amara nos cuenta: «Sidi Yahya era un lugar de recreo para quienes no podían permitirse viajar a la ciudad costera de Saidia. Era nuestro mar para los pobres». «Sidi Yahya y Sidi Maafa son para nosotros la nostalgia de una infancia perdida, pero que era rica por esos tesoros y recursos naturales.» Yahya Amara, escritor y poeta Sidi Yahya es, en efecto, un lugar emblemático donde «la gente venía a nadar, hacer picnics, compartir momentos en familia o con amigos, o simplemente disfrutar de la soledad», continúa Amara. Muchos poetas y escritores evocan con añoranza aquellos tiempos, destaca. Foto de ilustración. / Ph.DR Un lugar de tolerancia y memoria compartida Además de buscar un respiro bajo su sombra, muchos visitantes acuden a Sidi Yahya en busca de su «baraka». Según un profesor de estudios árabes, la figura de Sidi Yahya es profundamente respetada por musulmanes, cristianos y judíos de la región. El mausoleo, recientemente restaurado, guarda los restos de Sidi Yahya Ben Younes, quien «habría llegado desde Castilla (España) a Oujda, donde vivió y fue enterrado», explica Amara. Su vida ha sido objeto de diversas interpretaciones por parte de historiadores e investigadores. La escritora Mouna Hachim señala que algunos autores identifican a Sidi Yahya con San Juan Bautista, «un santo cristiano y profeta mencionado en el Corán como Yahya Ibn Zakariya». Ismaïli Alaoui menciona que el Cheikh El-Hebri lo consideraba uno de los apóstoles de Jesús. En el mandeísmo, una religión abrahámica y monoteísta, Sidi Yahya es el profeta principal. Para los judíos, es un rabino castellano que se estableció en Oujda en 1391. A pesar de las diferentes versiones sobre su vida, Sidi Yahya representa «la convivencia y la buena vecindad de las tres religiones monoteístas en Oujda y el Oriente», afirma el profesor. Visitantes de todas las edades y creencias siguen acudiendo a Sidi Yahya. De Sidi Yahya a Sidi Maafa Si bien es habitual visitar Sidi Yahya los viernes, Sidi Maafa, a pocos minutos del oasis, es otro pulmón verde de la capital del Oriente. Ubicado en el bosque de Jbel Al Hamra, el parque de Sidi Maafa, a unos 800 metros de altitud, es muy conocido en la región. El parque de Sidi Maafa. / Ph.DR Entre cipreses, pinos y algarrobos, Sidi Maafa atrae a una nueva generación en busca de aventura. Amara señala que las costumbres han cambiado, y ahora muchos jóvenes practican deportes allí. Además de senderismo y escalada, es posible realizar actividades como el cross-country o motocross. El lugar cuenta con tres pistas dedicadas a estos deportes, que están operativas. En 2011, fue sede del gran premio nacional de ciclismo de montaña. Estos espacios, renovados y revitalizados, son esenciales como lugares de memoria compartida, subraya el escritor, quien lamenta que la capital del Oriente se haya «transformado de ciudad verde a ciudad amarillenta, color cemento». Por ello, Sidi Yahya y Sidi Maafa ofrecen un valioso respiro para los habitantes de Oujda.