Con la proximidad del examen del expediente del Sahara Occidental por parte del Consejo de Seguridad de la ONU, la coordinación entre París y Rabat se intensifica, con un encuentro inminente entre el ministro francés de Asuntos Exteriores, Jean-Noël Barrot, y el enviado especial de la ONU, Staffan de Mistura. Mientras Washington ejerce presiones políticas sobre Argelia, París se centra en el aspecto técnico. A medida que se aproxima el examen del tema del Sahara Occidental por parte del Consejo de Seguridad de la ONU, «la coordinación entre París y Rabat se intensifica», reveló este martes 16 de septiembre Africa Intelligence. Jean-Noël Barrot, el ministro francés de Asuntos Exteriores, «debe recibir próximamente» a Staffan de Mistura, enviado personal del secretario general de las Naciones Unidas para el Sahara Occidental, según la misma fuente. Recordemos que el emisario de la ONU se reunió el 5 de septiembre en Washington con Massab Boulos, asesor especial del presidente Donald Trump para África. Tras este encuentro, el funcionario estadounidense afirmó que «una verdadera autonomía bajo soberanía marroquí es la única solución viable para el Sahara Occidental». Según el medio francófono, Estados Unidos y Francia se distribuyen los roles en este dossier. Washington asume la responsabilidad política en el Consejo de Seguridad y ejerce presión sobre Argelia, principal apoyo del Polisario. «París no está en posición de convencer a Argel de cambiar de postura», ya que las relaciones entre París y Argel están «reducidas al mínimo indispensable». París se encarga del «aspecto técnico» El impacto de las «presiones estadounidenses» sobre el poder argelino es evidente. Desde la visita de Massab Boulos a Argelia a finales de julio, el gobierno argelino no ha reaccionado a las declaraciones del asesor especial de Trump ni al mensaje enviado el 2 de agosto por el presidente de Estados Unidos al rey Mohammed VI con motivo de la fiesta del Trono. El Polisario interpretó este silencio argelino revisando sus reivindicaciones, dejando de lado «la organización de un referéndum de autodeterminación», «la independencia del Sahara Occidental» y el «derecho a continuar e intensificar su legítima lucha armada», así como la implementación del plan de arreglo propuesto conjuntamente en 1988 por la ONU y la Organización de la Unidad Africana. Por su parte, París se centra en el aspecto «técnico», elaborando «un plan de autonomía enmendado y precisado». Africa Intelligence ya había anunciado, el 28 de julio, que «el Elíseo desea que Marruecos presente un calendario concreto para la implementación de las 35 medidas previstas en el proyecto de autonomía», propuesto en 2007 al Consejo de Seguridad. París también intenta convencer a las autoridades marroquíes de proceder a «una posible liberación de activistas saharauis detenidos», especialmente el grupo de Gdeim Izik. Un tema crucial para la comunicación del Polisario. A finales de marzo, marchas recorrieron durante semanas ciudades francesas y españolas para reclamar la liberación de los prisioneros saharauis. Esta iniciativa, lanzada por Claude Mangin, esposa de Naama Asfari, condenado a 30 años de prisión por su papel en los trágicos eventos durante el desmantelamiento del campamento de Gdim Izik en Laayoune en noviembre de 2010, tuvo como etapa final la prisión de Kenitra. A principios de octubre, el secretario general de la ONU presentará a los miembros del Consejo de Seguridad un informe detallado sobre los desarrollos ocurridos desde la adopción, el 31 de octubre de 2024, de la resolución 2756. Staffan de Mistura y Alexander Ivanko, jefe de la MINURSO, también deberán informar, a puerta cerrada, a los Quince. Esta cita de octubre concluirá con la aprobación de una nueva resolución, cuya redacción será, como de costumbre, confiada a Estados Unidos.