Marruecos no ha esperado al término del mandato de Argelia en el Consejo de Seguridad, programado para el 31 de diciembre de 2025, para asegurar una nueva resolución que reafirme la validez de su plan de autonomía para el Sahara Occidental. La futura composición del Consejo de Seguridad promete ser más favorable para Rabat. A partir del 1 de enero de 2026, tres nuevos países se sumarán al órgano ejecutivo de la ONU: Baréin, Liberia y la República Democrática del Congo. Estos Estados han reconocido desde hace tiempo la soberanía de Marruecos sobre el Sahara y ya han establecido consulados en Laayoune y Dajla. Estos aliados marroquíes reforzarán un bloque de naciones que comparten la misma postura, como Somalia y Panamá. Este respaldo se perfila como crucial, especialmente de cara a abril, cuando el secretario general de la ONU presentará su informe estratégico sobre el futuro de la MINURSO, en función del progreso de las negociaciones entre las cuatro partes: Marruecos, Argelia, el Polisario y Mauritania. Rabat también podrá contar con el renovado apoyo de Grecia y, en menor medida, de Dinamarca. Ambos países respaldaron la resolución 2797, adoptada el 31 de octubre, en línea con la posición de la Unión Europea que reconoce la soberanía económica de Marruecos sobre el Sahara. La firma, el pasado 3 de octubre, del acuerdo agrícola provisional entre Rabat y Bruselas, que incluye productos originarios del Sahara, es una prueba tangible de ello. Letonia, que también se unirá al Consejo de Seguridad en enero de 2026, probablemente seguirá esta misma línea europea. En cuanto a Colombia, su postura podría ser más compleja para Marruecos. Desde que asumió el poder en 2022, el presidente Gustavo Petro ha restablecido el reconocimiento de la «república saharaui» y ha criticado fuertemente el apoyo otorgado en marzo de 2022 por el primer ministro español, Pedro Sánchez, al plan de autonomía marroquí. No obstante, las elecciones presidenciales previstas para el próximo verano podrían alterar el escenario. Un cambio en la presidencia podría modificar significativamente la posición de Bogotá sobre este asunto. Consciente de esta posibilidad, la diplomacia marroquí ya está intensificando los contactos con figuras de la derecha colombiana.