Inaugurado en 1913 inicialmente como un teatro, el Ciné Alcazar se convirtió en una de las primeras salas de proyección de películas en Marruecos a principios del siglo XX. En 1993, cerró sus puertas durante casi 20 años, volviéndose obsoleto ante la nueva generación de salas de cine. Sin embargo, desde 2020, un proyecto de rehabilitación le ha permitido resurgir de sus cenizas. En la calle de Italia, frente a la entrada hacia los callejones de la medina de Tánger, a medio camino entre el emblemático jardín de la Mendoubia y la tumba de Ibn Battuta, un pequeño edificio recién renovado destaca desde lejos. Aunque no es nuevo, se trata del Cine Alcazar, abierto en 1913 y en su momento gestionado por un comerciante judío de origen andaluz, residente en la ciudad. Desde que concluyeron las obras de rehabilitación en 2022, esta pequeña construcción parece haber renacido, conservando al mismo tiempo su fachada original. En sus inicios, este espacio fue concebido por su primer propietario como un lugar de teatro, música y entretenimiento para los habitantes del centro histórico de Tánger. Con la aparición del cine mudo y el éxito que este tuvo en la gran pantalla en todo el mundo, Alcazar se convirtió en una sala de cine en 1917. Se proyectaron películas inéditas, así como algunas de las primeras imágenes cinematográficas en color, en los años 1930. Un prestigioso cine de proximidad El Cine Alcazar también fue una estructura artística que acogió a músicos españoles que ofrecieron conciertos que marcaron la historia cultural de la ciudad septentrional, convertida en Zona Internacional en ese entonces. El compositor Antonio Gallego, entre otros, actuó allí. A pesar de su pequeña capacidad, durante sus años de gloria, la sala fue un lugar imprescindible de la vida artística de Tánger. Se convirtió en un cine popular y prestigioso a la vez, gracias a su programación de los mejores estrenos y a su reputación, cuyos ecos resonaron más allá de la ciudad. Con el tiempo, Alcazar atrajo a más y más cinéfilos y cineastas, en una ciudad que se convirtió en un plató de cine al aire libre durante largas décadas, antes y después de la Independencia (1956), tanto para el cine marroquí como para las producciones internacionales. Fue en 1945 cuando el edificio fue comprado por Mimoune Cohen, un empresario tangerino de confesión judía. Realizó trabajos para mejorar el interior y convertirlo en una de las salas más importantes de la zona bajo administración española. Marruecos: Cine Cámara en Mequinez, la sala que moviliza a los cinéfilos para su reapertura Desde entonces, se proyectaron las mejores películas y el éxito perduró hasta finales de los años 1980, cuando la fachada de Alcazar apareció en el rodaje de la película «El cielo protector», estrenada en 1990 y dirigida por el italiano Bernardo Bertolucci, inspirada en el libro homónimo del escritor estadounidense Paul Bowles, quien también residía en Tánger. Durante esta edad de oro, Tánger contaba al menos con catorce salas de cine: Alcazar, Capitol, Cine-Americano, Flandria, Goya, Cine Lux, Mauritania, París, Rif (antiguo Rex), Mabrouk, Dawliz, Roxy, Tarik y Vox. Actualmente, no hay más de cuatro. Cada una de estas salas tenía su especialidad que marcó su programación. Alcazar se centró en el cine hispanohablante, de la península ibérica y de los países de América Latina, especialmente de México. Todas atrajeron a públicos diversos, pero sobre todo a estudiantes durante los años 1970 y 1980, gracias a la aparición de los cineclubes tras la creación de la Federación Nacional de Cineclubes, en marzo de 1973, por iniciativa de Noureddine Saïl. Un proyecto de rehabilitación ya promovido por Noureddine Saïl Pero unos años más tarde, Cine Alcazar, como lo llamaron sus fundadores, no pudo resistir la competencia de la nueva generación de salas de cine erigidas a finales del siglo pasado, así como la disminución general del flujo hacia las salas de cine. 1993 marcó su cierre, hasta entonces definitivo. Siguiendo siendo un símbolo importante de la vida tangerina, especialmente en este barrio histórico, el edificio fue transferido a la ciudad, que se convirtió en su propietaria desde 2010. Con motivo de la apertura del 11º Festival Nacional de Cine de Tánger, ese año, el Centro Cinematográfico Marroquí (CCM), entonces bajo la dirección de Noureddine Saïl, lanzó una iniciativa de renovación. En su momento, el intelectual fallecido en diciembre de 2020 ya había insistido en la reanudación de las actividades en el Cine Alcazar. En febrero de 2010, declaró a la MAP que la restauración de este espacio constituía una «restitución real de la memoria de la ciudad» de Tánger, en el marco del segundo plan de restauración de varias salas de cine de proximidad en las diferentes regiones de Marruecos. Cuatro salas de cine y teatros cerrados, historias de un declive El mismo, nacido en la ciudad del Estrecho, Noureddine Saïl confesó que Alcazar había sido, para él, «la primera escuela y universidad cinematográfica, junto al Capitol y el Vox». Afirmó haber descubierto el cine internacional en Alcazar y las películas egipcias en el Vox. Dos años más tarde, en 2012, los primeros proyectos de rehabilitación estuvieron en la agenda, aunque no se llevaron a cabo. En 2016, el pensador y crítico de cine reiteró su defensa, añadiendo, durante una de sus intervenciones, que «el Tánger de la época» permitía una evolución personal de su juventud, a quienes se les dio la oportunidad de «ver películas en todos los idiomas, hablar varios ellos mismos». Para él, el cine fue en gran medida responsable de esta educación abierta al mundo, ecléctica y accesible desde una edad temprana. Noureddine Saïl / DR. Nueva vida para una sala deseada de barrio No fue hasta mayo de 2020 que comenzaron los trabajos de rehabilitación llevados a cabo por la ciudad y la Agencia para la Promoción y el Desarrollo del Norte (APDN), con el objetivo de devolver la vida a esta sala, en el marco de los proyectos de restauración de los lugares de memoria de Tánger y su mítica Kasbah. En Alcazar, primero fue necesario vaciar el interior, convertido en un vertedero con el paso de los años, luego renovar la fachada, reequipar la sala con nuevo material y rehacer completamente los espacios de proyección, con un presupuesto total de ocho millones de dirhams. En total, el cine cuenta ahora con 700 asientos. Desde la inauguración oficial de la sala, en marzo de 2022, la gestión del Cine Alcazar ha sido confiada a la asociación TanjAflam. En una hermosa victoria contra el olvido, la organización está encargada de la programación de actividades cinematográficas y pedagógicas, que priorizan un enfoque de educación en la imagen. Para ello, la organización planea recurrir a especialistas y expertos para supervisar las sesiones previstas, especialmente para niños y jóvenes. El espacio está concebido principalmente como un cine de barrio, para los residentes y especialmente para los más jóvenes entre ellos, con el fin de ayudarles a desarrollar su despertar artístico, de manera que hagan buen uso de los soportes audiovisuales y digitales. También se espera que surjan iniciativas locales en torno a la actividad del Cine, con caravanas cinematográficas arraigadas territorialmente a nivel local urbano, pero también rural y regional.