Un equipo de investigadores en Casablanca ha realizado un exhaustivo estudio de vigilancia genómica a lo largo de cuatro años, proporcionando una visión renovada sobre la evolución del SARS-CoV-2, el virus causante del COVID-19, en Marruecos. Publicado en agosto en la revista Nature, este estudio revela que la evolución de la epidemia en Marruecos sigue las tendencias globales de las variantes, al tiempo que subraya el papel del país como un punto de cruce regional en la transmisión del virus. Entre 2021 y 2024, los científicos secuenciaron 235 muestras de pacientes con COVID-19 en todo el Reino. Su análisis identificó tres fases distintas: la co-circulación de las variantes Alpha y Delta en 2021, el dominio absoluto de Ómicron a partir de 2022, y la aparición de las sublíneas altamente mutadas de Ómicron JN.1.1 y JN.1.45 en 2023-2024. Estas cepas presentaban hasta 89 sustituciones de aminoácidos y 17 deleciones, situándolas entre las más evasivas frente al sistema inmunológico jamás registradas. El estudio también arrojó importantes resultados demográficos: cerca del 80% de los pacientes eran sintomáticos, la mayoría con edades entre 20 y 40 años, y las infecciones por Delta resultaron ser generalmente más severas que las causadas por Alpha u Ómicron. El análisis filogenético integró la epidemia marroquí en un contexto global más amplio, resaltando numerosos intercambios virales bidireccionales, especialmente durante la ola de Ómicron. Esto posiciona a Marruecos tanto como receptor como exportador de variantes, reflejando su papel geográfico como encrucijada entre África y Europa. Los investigadores concluyeron subrayando la importancia crucial de la vigilancia genómica continua para adaptar las vacunas, fortalecer la respuesta a las epidemias y anticipar amenazas emergentes. Además, hicieron un llamado a una mayor inversión en la capacidad de secuenciación, una colaboración regional reforzada y la creación de redes de intercambio de datos a través del norte de África.