Residente en Toulouse (Francia), la autora marroquí-española Laila Karrouch se sumerge en el mundo de los libros tan pronto como termina su servicio hospitalario. Auxiliar de enfermería de profesión, encuentra en la literatura un medio de introspección, pero también de sublimación. Nacida en la región de Nador en el seno de una familia conservadora y habiendo crecido en Vic, en la región catalana, desarrolló su gusto por la escritura desde 2004, lo que le ha permitido una reconciliación en dimensiones íntimas y sociales. A los 8 años, Laila Karrouch dejó su tierra natal en Nador para reunirse con su madre y hermanos en España, en un proceso de reagrupación familiar. La llegada a Cataluña fue desconcertante para ella: la barrera lingüística y el choque cultural intensificaron su sensación de desarraigo. Creció en Vic, a unos sesenta kilómetros de Barcelona, en un entorno donde los niños inmigrantes eran escasos. Dividida entre la educación conservadora de su familia y su deseo de aprender en la escuela, encontró refugio en los libros, que debía mantener ocultos de sus padres. Hoy, además de su labor como auxiliar de enfermería, Laila Karrouch es novelista. Nos confiesa que «desarrollar su autonomía como joven en los años 80, siendo de un entorno conservador, fue una lucha silenciosa y diaria». «Mi madre era reacia a que continuara en la escuela a cierta edad. Tenía que hacer mis deberes a escondidas, leer sin que me vieran, practicar atletismo, que tanto me gustaba en el entorno escolar, pero sin participar en torneos nacionales... Cada verano era una incertidumbre sobre si volvería a la escuela en el otoño», declaró a Yabiladi. Laila Karrouch Escribir para trabajar en uno mismo Una vez graduada, Laila enfrentó el dilema de elegir entre formar una familia o continuar sus estudios para forjar un mejor futuro. «Hice ambas cosas y fue difícil de conciliar, pero fue mi esposo quien me apoyó para formarme como auxiliar de enfermería. Mi madre entendía que a cierta edad debíamos casarnos y tener hijos», recuerda. «Mis padres provenían de un entorno donde creían que así protegían a sus hijos, especialmente a las niñas. Pero esto generaba muchas frustraciones. Más tarde comencé a entender que mi padre emigró para asegurarnos un futuro mejor», explica la autora. A través del conocimiento, Laila Karrouch quiso reflexionar sobre su doble cultura y la posibilidad de conciliar los dos mundos en los que ha vivido. Hoy, divorciada y madre de dos hijos, inició este proceso llevando un diario durante su primer embarazo. «Comencé a escribir para expresar toda mi frustración. Quería entender mi vida, quererme, compartir mi historia conmigo misma», nos dice. De ese esbozo biográfico nació el libro «De Nador a Vic» (ed. Columna CAT), publicado en 2004. De Nador a Vic Este proceso creativo y literario permitió a la autora comprender mejor la complejidad de su trayectoria, así como la situación de sus padres. «Me enseñó a perdonar, a superar la ira que sentía tanto hacia mi familia como hacia la sociedad de acogida, que solo nos veía a través de la exigencia de adaptarnos, incluso si eso significaba renunciar a una cultura por otra», confiesa la enfermera. «Viví 8 años en Marruecos y crecí en España, donde pasé 35 años de mi vida. Pero a pesar de eso, no fui considerada lo suficientemente española en el país de acogida ni marroquí en el país de origen», explica. Todas estas reflexiones son las que Laila Karrouch destacó en su primer libro. Además de haber tenido un gran éxito, su obra permitió reparar los lazos familiares.