Muhammad ibn Aslam al-Ghafiqi es considerado uno de los médicos más destacados de Al-Ándalus. Es conocido por haber combinado conocimiento científico y experimentación, sentando así las bases de la oftalmología con precisión. Su legado científico sigue resonando en la medicina, la farmacia y la cirugía. Las páginas de la historia islámica están repletas de figuras científicas ilustres que han dejado una huella imborrable en el devenir de la humanidad. Entre estas figuras destaca Muhammad ibn Aslam Al-Ghafiqi, quien no solo fue un médico, sino un pionero y fundador de la oftalmología, uno de los campos más cruciales de la medicina. Aunque no se tiene certeza sobre la fecha y lugar exactos de su nacimiento, se cree que Al-Ghafiqi nació en un pueblo cercano a Córdoba, un epicentro del saber y la ciencia en su época. En este entorno culturalmente rico, se formó como un oftalmólogo, farmacéutico y botánico de gran renombre. La investigación de Hassan Ali Hassan, titulada «La Guía de la Oftalmología por Al-Ghafiqi», señala que «fue el más erudito de su tiempo en cuanto a las propiedades de los medicamentos individuales, sus beneficios y características». Su obra sigue siendo «inigualable en calidad, basada en los conocimientos de Galeno y Dioscórides». El oftalmólogo y orientalista alemán Max Meyerhof (1874-1945) fue el primero en la era moderna en redescubrir el legado de Al-Ghafiqi, particularmente su obra «La Guía de la Oftalmología». Meyerhof se embarcó en la ardua tarea de revisar y traducir esta obra al español en 1933 para una conferencia científica en Madrid. En su libro La Guía de la Oftalmología, Al-Ghafiqi distingue entre teoría y práctica. La primera abarca el estudio de materias naturales, no naturales y sobrenaturales, mientras que la segunda se centra en la preservación de la salud y el tratamiento de enfermedades oculares mediante la nutrición, medicación o cirugía, adaptándose a diferentes grupos etarios como niños y ancianos. La publicación de esta obra marcó una auténtica revolución científica tanto en Al-Ándalus como en el legado médico islámico en general. Al-Ghafiqi realizó una crítica bien fundamentada a los trabajos previos de eruditos como Hunayn ibn Ishaq, Ammar Al-Mawsili e Ibn Al-Haytham, señalando sus limitaciones o brevedad. También destacó la ausencia de un libro completo que integrara el conocimiento teórico y su aplicación práctica en oftalmología. Un liderazgo indiscutible en oftalmología En su obra fundacional, Al-Ghafiqi no se limitó a enumerar enfermedades y tratamientos. Ofreció una descripción precisa y detallada de la anatomía del ojo, adelantándose a su tiempo. Además, explicó minuciosamente diversas enfermedades oculares, como la conjuntivitis y las cataratas, detallando los métodos de tratamiento médico y quirúrgico. El genio médico de Al-Ghafiqi no se detuvo ahí. Numerosos investigadores especializados en su legado han revelado su amplia experiencia en la cirugía de cataratas. El investigador Nabil Darwish destaca que el sabio andalusí fue el primero en inventar las gafas, contrariamente a la creencia popular que atribuye esta innovación a Roger Bacon, medio siglo después. Darwish basa esta afirmación en el idioma español, donde la palabra «Gafas» significa lentes, derivada del nombre de Al-Ghafiqi. Además de ser un experto en cirugía ocular, Al-Ghafiqi también destacó en botánica y farmacia, siendo autor del libro «Medicamentos individuales». Aunque el original de esta obra se ha perdido, su versión abreviada fue ampliamente utilizada por Ibn Al-Baytar, quien lo citó más de doscientas veces en sus libros, lo que refleja la alta estima de Al-Ghafiqi en este campo. Meyerhof lo describió como «el más erudito de los médicos musulmanes de la Edad Media en medicamentos y hierbas». En reconocimiento a sus contribuciones, la ciudad de Córdoba erigió un monumento en su honor. Su busto fue instalado en la Plaza del Cardenal Salazar en la década de 1960, conmemorando aproximadamente 700 años desde su muerte, alrededor de 1165.