El dossier del Sáhara constituye uno de los conflictos regionales más antiguos. El proceso de las Naciones Unidas comenzó con el principio de «autodeterminación», cuya concreción resultó ser imposible. Las propuestas alternativas fueron luego el «Acuerdo marco», la partición y la Iniciativa de autonomía, presentada por Marruecos en 2007. Esta última marcó un punto de inflexión decisivo, ya que el Consejo de Seguridad la adoptó progresivamente como base de negociación, hasta su resolución en 2024. El 29 de abril de 1991, el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas aprobó la Resolución 690, estableciendo la Misión de la ONU para la organización de un referéndum en el Sáhara Occidental (MINURSO), conforme a las propuestas del plan de arreglo acordadas por Marruecos y el Frente Polisario en 1988. El Plan de Arreglo, presentado por el secretario general de la ONU y el presidente de la conferencia de jefes de Estado y de gobierno de la Organización de la Unión Africana, contempla una fase transitoria durante la cual la población del Sáhara decidiría entre la independencia o la integración al reino de Marruecos. No obstante, este marco teórico ha derivado en un prolongado estancamiento. Al no definir claramente los criterios de elegibilidad de los votantes, ha dejado lugar a interpretaciones contradictorias. El Plan de Arreglo: Una base de negociación y una fuente de conflicto El 2 de marzo de 1993, el Consejo de Seguridad emitió la Resolución 809, expresando su «preocupación por las dificultades y retrasos en la implementación del plan de arreglo para el Sáhara Occidental, especialmente las disputas persistentes entre las partes sobre la interpretación y aplicación de los criterios de elegibilidad». Hizo un llamado a implementar el plan «sin demora», con el objetivo de «lograr una solución justa y duradera». Esta resolución marcó el primer reconocimiento oficial del estancamiento del plan. Reveló que el núcleo del conflicto no se centraba en el principio de autodeterminación, sino en «¿quién tiene derecho a votar?», una cuestión política y jurídica compleja. Las preocupaciones internacionales se multiplicaron, mientras que el Consejo de Seguridad emitió cinco resoluciones en 1995 sobre el Sáhara Occidental. Los textos reconocen unánimemente los retrasos en la implementación del plan de arreglo, reafirmando el compromiso de llevar a cabo un «referéndum libre, justo e imparcial para determinar el destino del pueblo del Sáhara Occidental conforme al plan de arreglo». En este contexto, la Resolución 1017 emitida el 22 de septiembre amenazó con retirar la misión MINURSO en caso de no haber progreso. En 1996, el Consejo de Seguridad emitió tres textos sobre la cuestión del Sáhara, sin ningún elemento nuevo. En su Resolución 1042, expresó su preocupación por «el estancamiento que obstaculiza el proceso de identificación y la falta de progreso hacia la finalización del plan de arreglo». La Resolución 1056 de 1996 confirmó que «a pesar de todas las dificultades», la misión de la ONU logró identificar a 60,000 individuos, señalando que decidió «suspender temporalmente la Comisión de Identificación». El año siguiente, el Consejo aprobó seis decisiones sobre la cuestión del Sáhara, instando a Marruecos y al Polisario a comprometerse con un referéndum libre, justo e imparcial sobre la autodeterminación del pueblo del Sáhara Occidental. En 1998, emitió siete resoluciones, celebrando la reanudación del proceso de identificación. El Consejo de Seguridad abandona el Plan de Arreglo Nueve años después de la creación de la MINURSO, el referéndum no se ha organizado. Sin embargo, el Plan de Arreglo había definido la fecha de enero de 1992. En ese momento, la posición del secretario general de la ONU comenzó a evolucionar hacia la imposibilidad de organizar esta votación. En su informe al Consejo de Seguridad, el 17 de febrero de 2000, declaró: «Tengo la intención de pedir a mi enviado especial James A. Baker III que consulte a las partes y explore las vías y medios para lograr una solución rápida, duradera y mutuamente aceptable al conflicto, teniendo en cuenta los obstáculos existentes y potenciales». Este momento crucial marcó la transición de las Naciones Unidas de la lógica de «implementación del plan» a «la búsqueda de una solución alternativa». En su informe al Consejo de Seguridad el 22 de mayo de 2000, declaró: «Las perspectivas de organizar el referéndum están más lejanas que nunca». Las decisiones no difirieron de las conclusiones del secretario general de la ONU. Así, la Resolución 1292 emitida el 29 de febrero de 2000 mencionó «medios y métodos para encontrar una solución rápida, duradera y mutuamente aceptable al conflicto». Ante el estancamiento, la comunidad internacional se dio cuenta de que la implementación del Plan de Arreglo ya no era viable, debido a los desacuerdos sobre la elegibilidad de los votantes entre Marruecos y el Frente Polisario. Francia y Estados Unidos pidieron al secretario general que propusiera una nueva solución, excluyendo el Plan de Arreglo. En junio de 2000, el Consejo de Seguridad de la ONU adoptó la propuesta presentada por el enviado de la ONU en ese momento, James Baker. Conocida como «Acuerdo Marco», prevé que la autoridad en la región del Sáhara sea ejercida por el pueblo saharaui, a través de órganos ejecutivos, legislativos y judiciales, mientras que Marruecos conservaría la autoridad plena y total sobre las relaciones exteriores. Después de cinco años, el estatus del Sáhara sería sometido a un referéndum para los votantes elegibles en una fecha acordada por ambas partes. Para ser elegible, un votante debía haber residido permanentemente en el Sáhara durante el año anterior a la votación. El Acuerdo Marco como nueva base de negociación El Consejo de Seguridad abandonó el Plan de Arreglo en sus decisiones, como lo demuestra la Resolución 1359 del 29 de junio de 2001 «alentando a las partes a discutir la propuesta de Acuerdo Marco y a negociar modificaciones específicas que podrían desear introducir a esta propuesta». En la Resolución 1429 del 30 de julio de 2002, subrayó «la urgencia de buscar una solución política, considerando la falta de progreso en la resolución del conflicto del Sáhara Occidental». Argelia se encontró aislada, rechazando el Acuerdo Marco y aferrándose al Plan de Arreglo ya obsoleto. Argel entonces hizo una propuesta sin precedentes. Propuso dividir el territorio entre Marruecos y el Frente Polisario, asignando al reino la región de Sakia El Hamra, es decir, dos tercios del Sáhara, y luego cediendo al movimiento separatista la región de Oued Ed-Dahab, es decir, el tercio restante. Este último constituiría así un nuevo Estado independiente, según esta opción. Marruecos expresó rápidamente su rechazo a la propuesta argelina, como se indica en el informe del secretario general de la ONU sobre la situación del Sáhara, el 22 de mayo de 2003. El Consejo de Seguridad de la ONU continuó refiriéndose al Acuerdo Marco, especialmente en su decisión del 31 de julio de 2003, que llevó a la Resolución 1495. La autonomía y el camino hacia una solución aceptable El proceso experimentó años de estancamiento, hasta que en 2007 Marruecos formuló su propuesta de autonomía para el Sáhara. En la Resolución 1754 del 30 de abril de 2007, el Consejo de Seguridad tomó nota de la iniciativa marroquí presentada al secretario general el 11 de abril de 2007. Saludó los «esfuerzos serios y creíbles de Marruecos para avanzar en el proceso hacia un arreglo». Sáhara: El plan de autonomía de Marruecos gana un apoyo creciente desde 2007 En ese momento, el Frente Polisario respondió enviando una contraoferta a las Naciones Unidas, basada en el Plan de Arreglo que la ONU había declarado previamente imposible de concretar. La misma decisión del Consejo de Seguridad se limitó a mencionar la posición del movimiento en una frase, «notando la propuesta del Frente Polisario presentada al Secretario General», sin más detalles. El consejo repitió los mismos términos en las resoluciones 1813 de 2008, 1871 de 2009, y 1920 de 2010, hasta 2756 emitida el 31 de octubre de 2024. Además de describir los esfuerzos marroquíes como serios y creíbles, las decisiones del Consejo de Seguridad afirman el compromiso de ayudar a las partes a alcanzar una «solución política justa, duradera y mutuamente aceptable que asegure la autodeterminación del pueblo del Sáhara Occidental». Más que una formalidad, este cambio reflejó una creciente convicción dentro de la comunidad internacional sobre la autonomía bajo soberanía marroquí como la única solución realista. En abril de 2025, el enviado de la ONU para el Sáhara, Staffan de Mistura, intervino ante los miembros del Consejo de Seguridad. Hizo un llamado a Marruecos para profundizar y ampliar su propuesta, especialmente aclarando los términos de la iniciativa sobre los poderes otorgados a una entidad «con una verdadera independencia». Desde la presentación de la iniciativa, el Frente Polisario se ha mantenido firme en su rechazo, mientras que la diplomacia marroquí ha logrado convencer a muchos países influyentes para que la apoyen, incluidos Francia, el Reino Unido, España, Estados Unidos y Alemania. Ante el rechazo del movimiento separatista, Marruecos ha insistido en que la autonomía sigue siendo «un punto de llegada, no un punto de partida» en cualquier negociación. La autonomía como único marco de negociación El 31 de octubre, el Consejo de Seguridad de la ONU adoptó una resolución histórica. Esta afirma que otorgar al Sáhara Occidental «una verdadera autonomía bajo soberanía marroquí» sería «la solución más eficaz» a una disputa regional que dura 50 años. En este sentido, instó a las partes involucradas a entrar en negociaciones sobre esta base. Once de los quince Estados miembros del Consejo de Seguridad votaron a favor de la resolución, mientras que Rusia, China y Pakistán se abstuvieron. Argelia no participó en la votación. En esencia, la resolución llama a todas las partes a comprometerse en negociaciones basadas en el plan de autonomía presentado por Marruecos a las Naciones Unidas en 2007. Tras la adopción de la resolución de la ONU, el rey Mohammed VI dirigió un discurso a la nación, confirmando que Marruecos «actualizará y desarrollará la iniciativa de autonomía, presentándola a las Naciones Unidas como el único marco de negociación, una solución práctica y viable».