Un nuevo estudio realizado en el bosque de Maâmora revela que los viejos alcornoques almacenan mucho más carbono, hasta 231 toneladas por hectárea, en comparación con 49 toneladas en las masas jóvenes. Esto convierte a estas variedades en aliados esenciales en la lucha contra el cambio climático, de ahí la necesidad de proteger los más antiguos y restaurar los más jóvenes. Los antiguos alcornoques del bosque de Maâmora en Marruecos son los que más carbono almacenan, según un reciente estudio. Esta investigación proporciona la primera visión detallada sobre la acumulación de carbono en árboles de diferentes edades dentro de los ecosistemas secos del Mediterráneo. El estudio, liderado por investigadores del departamento de suelos, agua y biodiversidad de la Escuela Nacional Forestal de Ingenieros de Salé, fue publicado esta semana en el Journal of the Saudi Society of Agricultural Sciences. Analizó la cantidad de carbono almacenada tanto sobre como bajo el suelo en seis grupos de edad de rodales de alcornoques, que van desde menos de 10 años hasta más de 120 años. Evaluando el carbono en el icónico bosque marroquí El equipo recolectó muestras de suelo y vegetación en el cantón B del bosque de Maâmora, que abarca 70,000 hectáreas a lo largo de la costa atlántica de Marruecos. Utilizando ecuaciones forestales establecidas y análisis de laboratorio, calcularon el carbono almacenado en cuatro «reservorios»: la biomasa aérea (árboles y arbustos), la biomasa subterránea (raíces), la necromasa (hojarasca y madera muerta) y el suelo (hasta 40 cm de profundidad). Los resultados indicaron que los rodales más antiguos, especialmente aquellos con más de 120 años, contenían hasta 231 toneladas de carbono por hectárea, en comparación con solo 49 toneladas en los rodales jóvenes. En promedio, el suelo representaba el mayor reservorio de carbono, acumulando más del 60% del almacenamiento total. «Nuestros resultados muestran que los viejos alcornoques continúan capturando y almacenando carbono mucho después de alcanzar su madurez», destacaron los autores. «Preservar estos rodales es crucial, ya que funcionan como sumideros de carbono a largo plazo en los ecosistemas áridos de Marruecos». Un futuro climático inteligente para Maâmora Aunque los árboles más viejos almacenan la mayor cantidad de carbono en general, el estudio reveló que los rodales jóvenes lo absorben más rápidamente. Esto significa que ambos grupos de edad son vitales: los bosques más antiguos actúan como bancos de carbono estables, mientras que los más jóvenes son absorbentes de carbono dinámicos. Con su vasta extensión de alcornoques, muchos de los cuales superan el siglo de vida, Maâmora almacena por sí sola alrededor de 9,9 millones de toneladas de carbono. Sin embargo, la sobreexplotación, el pastoreo y la sequía amenazan su resiliencia, advierte el estudio. Los autores recomiendan una estrategia forestal «inteligente frente al clima»: proteger los rodales antiguos como reservas permanentes mientras se restauran las áreas más jóvenes para mantener la diversidad y la absorción de carbono. «Cada hectárea de alcornoque maduro contiene más de cuatro veces el carbono de uno joven», concluyen. «Proteger estos bosques no es solo un deber ecológico, sino una poderosa herramienta natural contra el cambio climático».