Originario de Granada, Hassan al-Wazzan, conocido como León el Africano, dejó a los escritores una obra de referencia sobre la época medieval de la orilla sur del Mediterráneo. Descripción de África será así una fuente para los europeos que posteriormente se interesarán por el continente, y en particular por Marruecos. «El libro de al-Wazzan fue utilizado con múltiples fines, pero para la miríada de lectores instruidos que alcanzó a lo largo de los siglos, es un testimonio de la posibilidad de comunicación y curiosidad en un mundo dividido por la violencia.» Así describe Natalie Zemon Davis la obra maestra manuscrita de al-Wazzan, Descrittione dell'Africa (Descripción de África), en su libro León el Africano, un viaje entre dos mundos. En Historia de Marruecos, el historiador Daniel Rivet también define esta obra como «la última radiografía realizada por un letrado magrebí antes del siglo XX, de Thomas Pellow a Charles de Foucauld». Descripción de África ofrece un «análisis espectral del Magreb», claramente distinto de los realizados por escritores anteriores, quienes a menudo tenían una perspectiva externa que no captaba las sutilezas de la región. Rivet recuerda que la obra fue escrita en Roma, tras la captura de Ali al-Wazzan, quien fue hecho esclavo y luego liberado al convertirse al cristianismo. Este libro se destaca por combinar magistralmente el género retórico de la rihla con las inspiraciones del Renacimiento. «Concebido en árabe, escrito en italiano y traducido al latín, este cuadro clínico del norte de África impactó a los eruditos del Renacimiento. Sirvió como fuente de citas para todos los europeos que escribieron sobre Marruecos», añade Daniel Rivet. Gracias a su calidad narrativa, la obra se convirtió rápidamente en una referencia, permitiendo poner en perspectiva la situación política de Marruecos a inicios del siglo XVI. Un informe sobre la situación política de Marruecos En su relato, León el Africano se centra en el contexto político de Marruecos, explicando cómo los portugueses devastaron varias regiones del país. Menciona el refugio de las tribus Hâhâ en las montañas, o su repliegue forzado bajo los Wattasíes. «Se constata que los portugueses siembran la discordia entre los habitantes. León, que recorre el país como agente wattasí, intercede para que se libere a un anciano encadenado cuya única falta fue haber hablado con el invasor», informa nuevamente Daniel Rivet en su obra. León el Africano escribe: «El rey de Fez tiene, en verdad, un gran reino, pero solo cuenta con un pequeño ingreso, que apenas alcanza los 300 ducados.» Este descenso en las finanzas sugiere que «solo una quinta parte del tributo recaudado de los súbditos llega al Tesoro real», según Rivet. Además, el historiador indica que el magistrado viajero establece un vínculo entre el colapso de la red de transmisión del conocimiento y el analfabetismo de las sociedades rurales del interior del país. León el Africano también lamenta que las poblaciones del Medio Atlas no tengan acceso a una educación. Por otro lado, «se lamenta de la disminución de la asignación otorgada por el príncipe a los sabios y las madrasas», lo que le lleva a establecer una relación entre el nivel de civilización y educación. En este sentido, cabe decir que León el Africano ya compartía su amargura, en su tiempo, respecto a la situación de la educación en Marruecos y más globalmente en la región. Citado en la obra de Rivet, escribe: «Hoy solo queda una pequeña renta con la cual se ha podido conservar a los profesores (...) quizás sea esta una razón por la cual el valor intelectual de Fez declina, y no solo Fez, sino todas las ciudades de África.» Un viajero nato Nacido en Granada de padres musulmanes andaluces, probablemente al final de la Reconquista (1494), Hassan al-Wazzan huyó de Al-Andalus con su familia en 1492. Fue en Fez donde realizó sus estudios antes de trabajar para los sultanes meriníes. Antes de emprender su carrera diplomática, Ali al-Wazzan trabajó en el notariado y memorizó el Corán desde joven. Su destino como viajero estaba trazado desde entonces. En 1515, dejó el país rumbo a Estambul, para luego llegar a El Cairo en 1517. Desde allí, remontó el Nilo hasta Asuán y realizó la peregrinación a La Meca. En sus escritos, Hassan al-Wazzan afirma haber visitado África central, Arabia y Armenia. Durante su viaje de regreso en 1519, su barco fue atacado por piratas sicilianos. Llevado de Nápoles a Roma, permaneció un tiempo en prisión en el Castillo Sant'Angelo. Posteriormente, fue presentado al papa León X como esclavo. Catequizado en prisión, fue bautizado por el papa León X, quien le dio su nombre, de ahí el apelativo León el Africano. Su dominio del español le permitió aprender rápidamente latín e italiano, integrándose así en la sociedad italiana y conociendo de cerca a los decisores europeos de la época, así como a algunas cortes reales. En 1526, León el Africano completó su obra, basada en las notas tomadas durante sus tumultuosos viajes. Compuesta por nueve volúmenes, Descripción de África sigue siendo citada por quienes se interesan en el continente. Según los historiadores, «el libro VII describe la Terra Nigra, es decir, las regiones al sur del Sahara, que eran desconocidas entonces; el libro VIII cubre Egipto; el libro IX trata sobre la historia, la geografía, los animales y las plantas que conciernen a los lugares mencionados en los otros ocho libros». La obra menciona, entre otras cosas, las guerras que han azotado la región, incluidas las que atravesó Marruecos. Atribuye en particular la responsabilidad del declive del Estado al modo de designación del sultán, en un momento en que no podía tener una visión general sobre las monarquías absolutas europeas desde Roma, alrededor de la cual nacieron ciudades y principados, como recuerda Daniel Rivet. Tras la muerte de su protector, León el Africano habría regresado a Túnez y recuperado su fe musulmana. Sin embargo, pocos elementos históricos permiten trazar los últimos momentos de su vida. En cualquier caso, su rica obra Descripción de África es testimonio por sí sola de su vida agitada, así como de la evolución política y social de un continente, dejado posteriormente a merced de las hegemonías coloniales e imperialistas.