Mauritania ha elegido un enfoque humanitario para acercarse a la Alianza de Estados del Sahel (AES), una coalición formada en septiembre de 2023 por Malí, Níger y Burkina Faso. La participación de Safia mint N'Tahah, ministra mauritana de Trabajo Social, Infancia y Familia, en un «foro humanitario» celebrado la semana pasada en Bamako, refleja esta estrategia. Según los organizadores, el objetivo del encuentro era «reforzar la coordinación regional para enfrentar el agravamiento de las crisis humanitarias en el Sahel». La presencia de un representante del gobierno mauritano en este evento de la AES ha provocado intensas reacciones en Argelia. Un medio argelino tituló: «Mauritania: entre el dominio silencioso de Abu Dabi y la mano tendida de Marruecos, un doble juego con graves consecuencias para el Sahara Occidental». En diciembre de 2023, la prensa argelina ya había acusado a Abu Dabi de entregar 15 millones de euros a Rabat para financiar campañas de desinformación y crear tensiones entre Argelia y los países del Sahel. Desde la creación de la AES en 2023, Mauritania ha mantenido una postura cautelosa, distanciándose de las decisiones de los tres Estados miembros. No ha abandonado el G5 Sahel, una iniciativa lanzada en 2014 por Francia, ni se ha unido oficialmente a la propuesta del rey Mohammed VI, anunciada el 6 de noviembre de 2023, que busca facilitar el acceso de los Estados del Sahel al océano Atlántico. Este acercamiento con la Alianza de Estados del Sahel se produce en un contexto en el que Mauritania, al igual que Senegal, enfrenta la creciente amenaza de los movimientos terroristas activos en la región. «Estos grupos armados avanzan hacia la zona fronteriza maliense, vecina de Mauritania y Senegal. Una zona que durante mucho tiempo se consideró relativamente libre de injerencias extranjeras, pero que ahora es un foco de expansión terrorista», alertó un medio de Nuakchot el 2 de julio.