Un estudio científico internacional ha situado a Marruecos entre los países afectados por las emisiones de gases de efecto invernadero provenientes de los vertederos. Cubriendo 47 países, estos resultados reflejan la urgente necesidad de avanzar hacia soluciones sostenibles para la gestión de los desechos domésticos e industriales. Marruecos se encuentra entre los países impactados por las emisiones de gases de efecto invernadero procedentes de vertederos, según un estudio internacional publicado este mes en la revista Nature. Estos hallazgos destacan el problema persistente de los vertederos, especialmente relevante en el reino, donde es una de las principales preocupaciones medioambientales en grandes ciudades como Casablanca. En Marruecos, los científicos han centrado su atención en la metrópoli de Casablanca para ilustrar el impacto de los vertederos en las emisiones de gases de efecto invernadero. La investigación se ha basado en detecciones satelitales que permiten identificar las emisiones con gran precisión. Para respaldar los resultados, el equipo científico también ha analizado cerca de 1,500 observaciones en 151 vertederos de 47 países. El estudio destaca ejemplos de penachos de emisiones de metano en áreas urbanas de ciudades como Charlotte (EE.UU.), Bucarest (Rumanía), Hyderabad (India), Guadalajara (México), Córdoba (Argentina), Hong Kong (China) y Bangkok (Tailandia). Casablanca, epicentro de las emisiones de metano Cerca de Casablanca, un vertedero identificado por los científicos emite metano, cuyos penachos son claramente visibles en las imágenes satelitales del estudio. La magnitud de esta contaminación, difícilmente detectable por otros métodos, es tal que el sitio es uno de los puntos desde donde las concentraciones de CH4 se desplazan constantemente, influenciadas por las actividades diarias. Los investigadores subrayan la importancia de los datos obtenidos por satélite, ya que los métodos tradicionales de estimación ofrecen resultados significativamente diferentes. Según el estudio, las áreas más activas son aquellas donde los residuos se entierran, desentierran o clasifican al aire libre, permitiendo que el gas se libere a la atmósfera. Sin mencionar Mediouna, los especialistas señalan que «el vertedero cerca de Casablanca es un ejemplo elocuente». Este vertedero muestra que las fuentes de los penachos capturados en imágenes y la actividad superficial del vertedero «presentan ambas una migración norte-sur a lo largo del tiempo, mientras que una nueva sección del vertedero se desarrolla al suroeste». La cuestión adquiere una dimensión ambiental considerable, dado que se trata de la ciudad más poblada del país, con 3.218 millones de habitantes en 2024. En la región de Casablanca-Settat, que alberga a poco más de siete millones de personas, la metrópoli produce miles de toneladas de residuos domésticos e industriales. Una gran parte aún termina en vertederos a cielo abierto o enfrenta desafíos de gestión persistentes. Un nuevo vertedero para enfrentar el desafío Los investigadores recuerdan que el metano es uno de los gases de efecto invernadero más peligrosos, responsable de aproximadamente el 30% del calentamiento global de origen humano. En los vertederos, la producción de CH4 se multiplica debido a la descomposición de residuos orgánicos en ausencia de oxígeno. La información obtenida podría ser crucial para diseñar programas de captura de biogás. En Casablanca, las autoridades locales están trabajando para mitigar el impacto ambiental, invirtiendo en el nuevo vertedero de Mediouna. Con una extensión de 260 hectáreas en la comuna Mejjatia Ouled Taleb, este futuro centro de tratamiento y valorización debería «recibir los residuos domésticos y asimilados de Casablanca y de las comunas pertenecientes a las provincias de Mediouna y Nouaceur, es decir, un promedio de 6,000 toneladas por día», según el Centro Regional de Inversión (CRI). Una vez operativo, el proyecto debería tener una capacidad de tratamiento diario de 4,400 toneladas. El estudio científico fue realizado por un equipo de investigadores del Instituto Neerlandés de Investigación Espacial, de la Universidad Libre de Ámsterdam, de la empresa canadiense GHG Sat y del Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT) en Estados Unidos, entre otros.